A un paso del autoritarismo
El ministro de Economía "Toto" Caputo elogió el "tremendo esfuerzo y sacrificio" que está haciendo la población para que Argentina tenga déficit cero. Lo dijo después del estruendoso fracaso de la ley Ómnibus con la que pretendían desregular y desguazar el país.
¿Es tan necesario un déficit cero, cuando sólo unos pocos países en el mundo lo tienen? ¿Por qué “inmolarse” en pos de esa meta, en un país con enormes recursos, trabajadores, trabajadoras, comerciantes, industriales, emprendedores, amas de casa, hasta jubilados y jubiladas aportando diariamente? ¿Es necesario sacrificarse -a extremo de más pobreza- por el “sacrosanto déficit cero”? Sin duda que, debe haber otras salidas.
Argentina tiene un PBI de poco más de 450 mil millones de dólares, aún inflacionarios de bienes y servicios producidos en un año. Riqueza que genera el país. Los argentinos y argentians tienen 428 mil millones de dólares en el extranjero y unos 271 mil millones de la misma moneda en el “colchón”. Riqueza creada en el país que debería volver en trabajo, comercio, inversiones, servicios, pero sigue en manos de pocos, unos poquitos argentinos. No solo habría que repatriar esos dólares, también invertir los del “colchón”. Una salida alternativa al ajuste y al sacrificio que propone el gobierno nacional.
Las empresas, monopólicas, oligopólicas, que dominan el mercado nacional; no menos de 500 han tenido, después de la crisis del 2001, enormes utilidades, nada que ver con sus reclamos por altos impuestos y costos laborales o supuestas quiebras inflacionarias. Por el contrario, muestran abultadas rentabilidades, incluido con el gobierno de Fernández. Datos, balances, informes financieros lo demuestran y son públicos. Bien que podrían resignar utilidades en aras del déficit fiscal cero, pero no es así, al contrario, aumentan los precios muy por encima del dólar y la inflación, poco les importa un proyecto de país que incluya a millones de argentinos.
El modelo económico de Milei es, calcado, el mismo de quienes acumulan riqueza, guardan dólares, fugan divisas, suman utilidades sin importarles que millones de argentinos y argentinas han contribuido a generarla. Milei fue electo por un sistema democrático que no respetó ni respeta. A partir de la vuelta a comisión de la ley Omnibus no actuó como jefe de Estado de todos los argentinos y argentinas.
Tampoco en un marco de institucionalidad democrática en la que deberían circular disidencias y coincidencias políticas, Milei se enfrascó en el ciberespacio de las redes sociales con las conductas más nefastas de la cultura digital viralizando mensajes propios, memes, “reposteando” insultos -incluso soeces- y hasta amenazas de muerte contra dirigentes, legisladores, partidos políticos, medios de comunicación, periodistas, influencers que se expresaron en contra de achicar el Estado creando un clima de violencia virtual inaceptable en un sistema democrático.
Milei exhibiendo una mayoría del 56% de votos pretende imponer sus ideas, llegó al punto de calificar de “traidor al pueblo” a un diputado que representa al resto, el 44% que no es una cifra menor. Echó, a Giordano, del Anses -especialista previsional muy respetado-solo porque la diputada Angela Torres -su pareja- votó en contra de un artículo de la megaley.
“Ahora verán lo que es un ajuste” dijo y a los gobernadores aliados los dejó sin subsidios para el transporte, FONID docentes, comedores comunitarios y otros. Intendentes y mandatarios provinciales anunciaron la judicialización de los recortes. Ricardo Quintela, ya presentó ante la Justicia Federal La Rioja una medida autosatisfactiva para que “ordene de manera urgente a la Secretaría de Transporte de la Nación la mantención del Fondo Compensador y distribuya los recursos a las empresas de transporte de todo el país, conforme a la ley vigente”.
Sin conducta democrática, sin respeto a la oposición, el presidente desconoce a los que no lo votaron, minorías que quieren hacerse escuchar en el Congreso porque “tenemos la responsabilidad”, dijo el diputado riojano Sergio Casas, de controlar, poner límites y evitar que arrase con el país.
Milei es un líder autoritario que no respeta ni a sus aliados. Maltrató a los gobernadores Torres de Chubut, Pullaro de Santa Fe, Llaryora de Córdoba, Sáenz de Salta, Wereltinek de Río Negro y Passalaqua de Misiones decididos a darle gobernabilidad. Tantos fueron los agravios que Juntos por el Cambio y la UCR, rechazaron acusaciones de “poca vocación de diálogo e incapacidad de nuestra parte, cuando en realidad trabajamos incansablemente para lograr los consensos necesarios para que se apruebe la Ley Bases”.
Ni horas pasaron y Milei ratificó su carácter autoritario al recortar los subsidios al transporte en las provincias en clara actitud de revancha contra los gobernadores que tendrán impacto directo en millones de argentinos y argentinas que usan varias veces al día un colectivo urbano o interurbano para trabajar, estudiar, por salud o recreación.
El gobierno nacional desconoce las reglas democráticas, ataca la división de poderes al amenazar a los legisladores y pretende ignorar a las provincias como parte de un sistema federal. Tampoco conoce la realidad social, comunitaria y de solidaridad que entreteje relaciones personales, barriales y de subsistencia representada por cientos de movimientos sociales que, por cercanía afectiva, atienden necesidades educativas, de alimentación, cultural y hasta deportivas o recreativas en cada ciudad, pueblo o paraje.
O, como dijo hace pocas horas, la Comisión Episcopal de Cáritas Argentinas, no es solo con Cáritas que el gobierno nacional debe acordar la entrega de fondos para comedores sociales; también con los movimientos sociales, sindicatos, centros vecinales o asociaciones que con enormes sentimientos de empatía y solidaridad atienden a los más pobres.
"Es que hoy nadie puede asumir la cantidad y complejidad del trabajo social de manera individual", agregaron los obispos en el comunicado, por eso "insistimos en integrar a todos aquellos que con enorme sensibilidad atienden a los más pobres y en que también se les dé la ayuda necesaria para que puedan seguir haciéndolo".
Hasta ahora, quienes se están sacrificando por el déficit cero, son mayorías empobrecidas a quienes se les recortan un montón de beneficios y se les merma ingresos con la suba de precios. Nada aportan los que más tienen.