Ese fue el encuentro que marcó su despedida de Timor Oriental, escala previa de su viaje antes de la llegada a Singapur.
El papa Francisco protagonizó un encuentro con 3.000 jóvenes en el Centro de Convenciones de Dili, que marcó su despedida de Timor Oriental.
Francisco expresó una vez más su asombro por conocer un país en el que más de la mitad de la población tiene menos de 30 años, y que lleva la sonrisa en los labios, según detalló un informe del sitio Vatican News.
"Las generaciones anteriores se han sacrificado para consolidar el país y ahora corresponde a esta nueva generación continuar la obra. Son los herederos de quienes los precedieron en la fundación de esta nación", les dijo.
Tras instarlos a "que no pierdan su memoria", el Sumo Pontífice aseguró: "Se necesita entusiasmo, soñar a lo grande, como indica la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus vivit".
Instó a la juventud a cuidarse de los vendedores de drogas y los ilustró del verdadero significado y propósito de la libertad.
"Ser libres no significa hacer lo que queremos. Significa respetar a los demás y cuidar nuestra casa común", destacó.
Concluyó su alocución con dos consejos, que repitió innumerables veces, consistente en "hacer ruido y respetar a los ancianos".
"Nunca olvidaré vuestras sonrisas. No dejen de sonreír. Una sociedad que tiene tantos niños como ustedes debe cuidarlos. Y una que tiene tantos ancianos, que son la memoria, debe respetarlos y cuidarlos. Los jóvenes tienen que soñar cosas grandes, quien no sueña se ha ya jubilado de la vida", remarcó finalmente el Sumo Pontífice.