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"La infraestructura y las máquinas deben estar en manos de quienes las trabajan"

En medio de la crisis laboral que atraviesa la provincia, Julio Delgado, presidente de COPEGRAF junto a integrantes del Consejo de Administración visitaron a los trabajadores de la fábrica La Rioja OUTDOOR SRL (Victoria) para interiorizarse de la situación que se encuentran atravesando.



El presidente de COPEGRAF, remarcó la importancia de sostener las fuentes de empleo y evitar la precarización disfrazada de cooperativismo.

“La infraestructura y las máquinas son para quienes las trabajan. Hoy más que nunca debemos aplicarla. Estamos en una situación muy crítica, nadie escapa de eso. La cuestión central tiene que ver con mantener el trabajo, la dignidad y el sustento de nuestras familias”, afirmó.

Delgado subrayó que los trabajadores han demostrado ser calificados y responsables: “Nadie hace mejor el trabajo que ellos. Son personas capacitadas, con experiencia, que saben lo que hacen. Ese valor hay que cuidarlo.

Por otra parte, sostuvo que “para que una cooperativa funcione de verdad necesitamos herramientas de producción y apoyo financiero. Nadie empieza de cero, siempre es necesaria una política de fomento”.

El dirigente también cuestionó el uso engañoso del concepto de cooperativa: “Se banaliza el término. Escuché hablar de ‘cooperativas truchas’. Eso no existe. Lo que sí existe es la voluntad de juntarse y trabajar autogestivamente, con compañerismo y esfuerzo colectivo. Lo que necesitamos es que eso se formalice con reglas claras y con respaldo”.

En ese sentido, destacó la solidaridad entre organizaciones: “Desde nuestra cooperativa estamos dispuestos a poner a disposición todo lo que podamos: apoyo legal, contable, institucional.

La salida es colectiva, ya sea conformando una cooperativa o acompañando a los trabajadores que hoy están siendo estafados”.

La salida es colectiva

El testimonio de Delgado dejó al descubierto una verdad incómoda: las empresas se escudan detrás de la figura de falsas cooperativas para precarizar, pagar sueldos miserables y evadir responsabilidades laborales. Se apropian del esfuerzo de trabajadores calificados mientras se amparan en vacíos legales y la pasividad estatal.

“El cooperativismo real es una herramienta de dignidad, autogestión y trabajo colectivo”, puntualizó Delgado. Pero el “cooperativismo trucho” es apenas una máscara que esconde explotación. La diferencia entre uno y otro no es semántica: es la línea que separa la justicia social del fraude laboral.

Alertó que “el Estado no puede seguir mirando para otro lado. Si permite que estas prácticas continúen, se convierte en cómplice de un sistema que roba a los trabajadores su salario y su dignidad”.

Trabajar sin cobrar

Hace apenas cuatro meses, Guadalupe Gramajo ingresó a trabajar en la empresa con la ilusión de llevar un ingreso digno a su familia. Le habían prometido un básico de 300.000 pesos más producción. La realidad fue otra: “Ese primer mes nos dieron apenas 150.000, y después nunca más lo que correspondía. Apenas 50.000, 70.000… siempre con excusas, siempre con promesas vacías”, relata.

Como Guadalupe, decenas de trabajadores fueron reclutados bajo la figura de una supuesta “cooperativa”. Sin embargo, la experiencia demuestra lo contrario, precarización, pagos a cuentagotas y ausencia total de garantías laborales. “Se usa la palabra cooperativa para disfrazar un fraude. No está conformada legalmente, no hay transparencia. Lo único que existe es la voluntad de los trabajadores de ganarse la vida con dignidad”, manifestó la trabajadora.

La situación se volvió insostenible. Sin salario real, Guadalupe debió mudarse a la casa de su padre. “Nadie puede subsistir trabajando sin cobrar. Todos tenemos familias que mantener. Lo único que pedimos es vivir de nuestro trabajo”, finalizó.