
Hoy 28 de julio es el Día Mundial contra la Hepatitis, con el objetivo de concientizar a la población sobre una de las enfermedades infecciosas virales más frecuentes. Los virus principales de hepatitis son 5 tipos: A, B, C, D y E, y representan un problema mundial de salud pública debido a los brotes y propagación epidémica que pueden provocar.
Las vacunas para prevenir las hepatitis A y B se encuentran incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación. Esta fecha fue establecida en 2008 por la OMS en homenaje al nacimiento del profesor Baruch Samuel Blumberg, científico estadounidense que descubrió el virus de la Hepatitis B y recibió el Premio Nobel en Medicina en 1976. La hepatitis es una enfermedad inflamatoria del hígado que imposibilita su correcto funcionamiento, limitando así muchas funciones vitales. Puede ser aguda, es decir, con un inicio y un fin claramente definido o crónico, que es cuando la enfermedad perdura en el tiempo con una lenta progresión.
Esta enfermedad hepática, puede darse como efecto secundario por el contacto con sustancias químicas tóxicas, como el alcohol o las drogas. También puede ser infecciosa, causada por la intromisión de algún microorganismo. En la actualidad existen cinco cepas distintas del virus que causa la hepatitis: A, B, C, D y E.
La Organización Mundial de la Salud realiza la primera Estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas y contribuye a dar cumplimiento a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, basándose en el documento titulado Prevención y control de las hepatitis virales: marco para la acción mundial y en dos resoluciones sobre las hepatitis víricas aprobadas por la Asamblea Mundial de la Salud en 2010 y 2014.
La Estrategia aborda los cinco virus de la hepatitis (hepatitis A, B, C, D y E), con atención especial a las hepatitis B y C debido a la carga relativa para la salud pública que estas representan. La buena noticia es que hay medicación para curar la hepatitis C, así como tratamientos eficaces para controlar la hepatitis B. Pero más importante todavía es que la prevención es posible aplicándose las vacunas. La de la hepatitis B está disponible tanto para adultos como para niños, mientras que los tratamientos orales seguros pueden curar la hepatitis C. En Argentina, la Hepatitis A llegó a causar el 90% de las hepatitis agudas que afectaban a la población pediátrica.
Sin embargo, gracias a la vacunación, desde 2007 no se realizaron trasplantes de hígado por falla hepática fulminante debido a infección por virus de la hepatitis A en este grupo poblacional. En el caso de las mujeres embarazadas, es fundamental tener en cuenta el calendario de vacunación y cumplir con las pruebas de rutina para detectar la hepatitis B, de modo de evitar la transmisión materno infantil. Entenderla para vencerla La hepatitis viral sigue siendo una amenaza silenciosa para millones de personas en las Américas y el mundo.
Aunque existen vacunas seguras, tratamientos eficaces e incluso cura para algunos tipos, cada 30 segundos a nivel mundial una persona muere por complicaciones relacionadas con hepatitis crónica, incluyendo la cirrosis y el cáncer de hígado. En el Día Mundial contra la Hepatitis 2025, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hace un llamado urgente para derribar las barreras que impiden el acceso al diagnóstico y tratamiento, y acelerar el compromiso político para eliminar la hepatitis como problema de salud pública para el 2030.
La campaña “Hepatitis de la A a la E: lo que necesitas saber” destaca que la información salva vidas. La vacuna contra la hepatitis B está disponible tanto para adultos como para niños, mientras que los tratamientos orales seguros pueden curar la hepatitis C. Conocer su estado y acceder al tratamiento es crucial para las mujeres embarazadas con hepatitis B crónica para prevenir la transmisión maternoinfantil. La OPS trabaja en conjunto con los países de la región para ampliar el acceso a pruebas diagnósticas, medicamentos y vacunas contra la hepatitis viral a través del Fondo Estratégico y el Fondo Rotatorio. Conocer las diferencias entre los cinco tipos de hepatitis A, B, C, D y E es el primer paso para prevenirlas, detectarlas a tiempo y actuar.