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Cooperativas: Construir el futuro desde la solidaridad

Cada primer sábado de julio se celebra el Día Internacional de las Cooperativas, una fecha que lejos de limitarse a una conmemoración simbólica, invita a mirar con atención un modelo de organización que pone en el centro la solidaridad, el trabajo colectivo y la producción con sentido social.



En este 2025, el lema elegido por la Alianza Cooperativa Internacional resume con precisión ese horizonte: “Cooperativas: construyendo un futuro mejor para todas las personas”. Una consigna que cobra especial fuerza en un país donde el tejido económico y social ha sido duramente golpeado, y donde muchas veces la respuesta a la crisis no viene desde arriba, sino desde abajo y entre muchas.

El movimiento cooperativo argentino está profundamente arraigado en la historia del trabajo y la resistencia popular. Las cooperativas textiles, agropecuarias, de servicios, de salud, de comunicación o de cuidado, entre otras, son expresión concreta de un principio básico: la dignidad no se delega. Se construye, todos los días, desde la autogestión, la horizontalidad y la colaboración mutua.

Mientras buena parte del aparato productivo se achica o queda en manos especulativas, las cooperativas abren puertas donde otros cierran candados. Lo hacen desde la creatividad, la convicción y el compromiso de sus integrantes.

Lo hacen sin subsidios millonarios, sin marketing, sin padrinazgos políticos. Lo hacen con esfuerzo cotidiano y con la certeza de que el trabajo es un derecho y no un privilegio. Esta semana, en La Rioja, cooperativistas de distintas provincias se reunieron para seguir tejiendo redes.

Visitaron fábricas autogestionadas, pusieron en común saberes y sueños, discutieron estrategias para vincular la producción textil con sectores como la minería, y reforzaron una idea simple pero poderosa: la salida es en comunidad.

En tiempos donde la competencia y la fragmentación ganan terreno, el cooperativismo aparece como una respuesta ética, política y económica. Una forma de sostenerse sin abandonar a nadie. Una apuesta concreta por el bien común. Hoy más que nunca, es necesario mirar hacia esas experiencias que, desde el margen, construyen futuro con las manos, con los cuerpos y con la esperanza. Porque las cooperativas no solo producen bienes: producen comunidad, dignidad y justicia social.