
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado destacó la transformación en el sistema de parques nacionales implementada a partir de los cambios dispuestos por el Gobierno nacional. En una publicación en redes sociales, consideró una locura "transformar un bien público en un monopolio privado".
El funcionario destacó que la gestión de Javier Milei implementa una de las transformaciones más profundas en la historia del sistema de Parques Nacionales. Fue a través de su cuenta en la red social X, donde pronunció “Nunca, desde su creación, se había hecho tanto para acercar nuestros parques a todos los argentinos. Básicamente, el cambio abre el juego para la prestación de servicios turísticos en los Parques Nacionales”.
En el posteo, explicó que “mientras que antes la oferta estaba limitada y monopolizada en algunos prestadores, ahora cualquier prestador podrá ofrecer excursiones y actividades sin necesidad de superar inmensos escollos ni tener que contratar a ciertas personas. ¿Meditación en el Nahuel Huapi? ¿Yoga en Alerces? ¿Globos aerostáticos en el Valle de la Luna? ¿Caminatas en el Impenetrable con pernocte? Todo esto, y mucho más, a partir de ahora, podrán ofrecer cientos de empresas turísticas del país”.
Junto a esto, especificó que “gracias a las resoluciones 61 y 62, quienes quieran ofrecer actividades en los parques podrán solicitar la autorización de forma digital, con silencio positivo (antes las intendencias podían cajonear las habilitaciones) y sin engorrosos requisitos documentales. En cuanto a la infraestructura, se simplifica drásticamente la documentación requerida y se autoriza la instalación de estructura efímera con requisitos mínimos (cuando antes, por más pequeña que fuera la obra, se pedían más trámites que los que exige CABA para construir un edificio). También se elimina la obligatoriedad de que los prestadores cuenten con guías habilitados —una exigencia tan absurda como pedir que quien visita un museo deba hacerlo obligatoriamente con guía—, los cuales solo serán requeridos en actividades de riesgo”.
Respecto de los guías, describió que “el esquema anterior no solo exigía su presencia obligatoria en toda actividad, sino que además imponía una evaluación completamente absurda para habilitarlos. Incluso quienes habían cursado durante tres años una carrera oficial y obtenido el título de Guía de Turismo, debían rendir un examen físico y teórico para poder ejercer. Más aún debían revalidarlo todos los años y aun así si lo sacaban para un parque no podían usarlo en otro. En el nuevo modelo, toda esa parafernalia se elimina: bastará con presentar el título habilitante y demostrar ciertos conocimientos sobre las particularidades del Parque donde se brinde el servicio”.
Además, remarcó que “Esta reforma no implica renunciar al control de las actividades ni abandonar los principios de conservación ambiental. El poder de supervisión permanece intacto en manos de la Administración de Parques. Lo que hicimos fue eliminar las barreras que impedían al sector turístico moverse con libertad, competir, innovar y ofrecer experiencias para todos los públicos. Porque abrir los parques a más argentinos no va en contra de su cuidado; por el contrario, es la mejor forma de que la sociedad comprenda su valor, y que ese vínculo se transforme en conciencia, respeto y un compromiso real con su preservación para las generaciones futuras”.
En otra publicación en el mismo sentido, dijo que “los Parques Nacionales son 39 joyas naturales que convierten a la Argentina en una de las regiones más majestuosas y diversas del planeta. Aunque son bienes públicos por excelencia, el modelo del “Estado presente” fue tan letal, que transformó a algunos de estos tesoros naturales en espacios inaccesibles para la mayoría, como si ya no nos pertenecieran. Veamos esta triste historia”.
“Un principio básico de la economía dice que la asignación eficiente de un bien se da cuando se produce en cantidad tal que el valor social de consumirlo iguala al costo de producirlo. Ahora bien, que una persona disfrute de un Parque Nacional no tiene prácticamente ningún costo para la sociedad. Por eso, lo lógico sería que el precio de acceder a él sea cero o casi cero. Justamente bajo esa premisa se crearon los Parques Nacionales PÚBLICOS: para que todos podamos usarlos y disfrutarlos”, reflexionó
Asimismo, opinó que “en Argentina la regulación ha generado locuras, pero pocas igualan lo que produjo en nuestros Parques Nacionales: transformar un bien público en un monopolio privado. El caso del minitrekking sobre el Glaciar Perito Moreno es el ejemplo más claro de este modelo absurdo, dónde una sola empresa con exclusividad, sin competencia, cobra hoy casi USD 400 por una caminata de 4 horas”. En ese marco, acotó que “una familia de 5 termina gastando 2000 dólares para una excursión que no debiera salir más de 50 o 60 dólares por persona. Un verdadero atentado a la racionalidad y una catástrofe para el turismo en el país”.
Siguiendo con la ejemplificación acotó que “un programa diario para una familia salga 2000 dólares es tan inviable que vale compararlo con otras experiencias. No digamos el Burj-Khalifa que sale 50 dólares subirlo, incluso el trekking del Camino del Inca en Perú, una experiencia de 4 días, todo incluido, son menos de 1000 dólares. ¡4 días versus 4 horas!”.
Como conclusión, escribió “Por eso no queda otra que aplaudir de pie —hasta que las manos ardan— las reformas” y precisó que “las Resoluciones 61/25 y 62/25 instauran un nuevo modelo que impulsa una oferta amplia, competitiva y diversa acorde a distintas preferencias y niveles de calidad. En definitiva, nos devuelve la libertad de poder elegir cómo, con quién y a qué precio disfrutar nuestros parques”.