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Borrando la historia

El Gobierno nacional intentó durante la semana dominar el mercado financiero prometiendo “fondos frescos” con un nuevo préstamo del FMI que seguro “engullirᔠen poco tiempo la especulación y la “fuga” de dólares. Ni una sola medida se conoció que permita utilizar las divisas en la producción y los ingresos de los argentinos.



A coro repiten que no habrá devaluación, pero conociendo las estrategias del Fondo se habilita la duda. A falta de oposición más fuerte, Milei tuvo contrapunto virtual con la expresidenta Cristina Fernández quien le recordó que apenas inició su mandato le habló de economía bimonetaria y falta de dólares en Argentina. Irónico el libertario le respondió que ahora faltan pesos y, “si faltan pesos, ¿por qué piden dólares al FMI?” respondió CFK en el mismo tono.

El Gobierno también puso mucho énfasis en la “batalla cultural” que inició en connivencia con grupos de derecha más extremos del país, aprovechando el 49 aniversario del Golpe de Estado de 1976 que trajo como consecuencia persecución, secuestro y asesinato de líderes sociales, culturales, políticos y religiosos que abogaban por un modelo socioeconómico más cercano a los pobres y vulnerables.

 

“Verdad y memoria completa”

No fue suficiente con un video del escritor Agustín Laje que volvió a plantear la teoría de “verdad y memoria completa” acusando al peronismo de juzgar a los militares y no a los guerrilleros de los 60/70.

Ahora pasaron a la acción en un intento de “borrar la historia” derribaron a “pico y pala” (hidráulicas) un monumento a Osvaldo Bayer emplazado en Río Gallegos, Santa Cruz. Una estructura metálica de 4 metros creada por el artista Miguel Villalba. Tanta fue la repercusión que Google explotó con búsquedas sobre Bayer, hasta entonces un desconocido para las mayorías y un distinguido intelectual, investigador, historiador y político reconocido en gran parte del mundo.

Blanco perfecto de la derecha conservadora, racista, neoliberal y ahora libertaria porque investigó y escribió sobre las huelgas en 1920 de peones de estancias que no querían seguir cobrando con “vales ni cheques” ni dormir en catres sin colchón ni trabajar 18 horas. Los estancieros, aceptaron algunos reclamos siempre que se negocie, con el dueño de cada estancia y no con el gremio. La protesta terminó cuando el Estado se puso del lado de la patronal, envió al ejército y fusilaron 1500 huelguistas. Bayer fue más historiador e investigador que político, por eso sus libros molestaron al poder político y económico de cualquier signo, incluso con Perón tuvo que exilarse en los 70 por investigar a la Triple A.

 

Borrando la historia

Más que “memoria y verdad completa”, lo que la derecha argentina, amparada por los anarco-libertarios, busca es eliminar toda ideología que le impida imponer un modelo económico neoliberal de acumulación basado en la concentración de la riqueza en una minoría. Dicen que el mercado distribuirá bienes y servicios en base al esfuerzo individual y al mérito.

La derecha no acepta que los perjudicados por esas políticas, organizados y en lucha, consigan una mejor distribución de los derechos sociales, económicos, culturales y educativos, los mismos de los que gozan los sectores privilegiados.

No reconoce que hay una Argentina que sobrevive desde hace doscientos años enfrentando conflictos, contiendas y hasta guerras en las que siempre se intentó eliminarlos como ocurrió a finales del siglo XIX con los caudillos federales despreciados, denigrados y asesinados por el poder unitario-mitrista-liberal cuando defendían a sus pueblos y recursos del centralismo porteño como cuando Rivadavia entregó las minas del Famatina a los ingleses. Es una Argentina que lucha contra el olvido, por algo El Chacho Peñaloza se eleva majestuoso, haciendo memoria con los riojanos, desde la rotonda que lleva su nombre.

Lo mismo ocurrió con los obreros en huelga de la Patagonia que investigó Bayer, asesinados por reclamar una mejor calidad de vida sobrevivieron al olvido en la película “Patagonia rebelde” que mostró la desigualdad social, la lucha por justicia y la respuesta violenta de las autoridades que en ese momento se pusieron del lado de los poderosos.

Y con los peronistas de 1955. Entonces para derrocar a Perón bombardearon la Casa de Gobierno en Buenos Aires, primera ciudad de Sudamérica bombardeada por sus propias fuerzas armadas. Treinta bombas, una sobre un trolebús lleno de gente. En Plaza de Mayo y alrededores quedaron los cuerpos de 355 civiles muertos.

Con un decreto, el mismo instrumento que se usa hoy para aniquilar fuentes laborales, ingresos salariales, haberes jubilatorios, derechos sociales; se prohibió entonces pronunciar los nombres de Domingo Perón y Eva Duarte, del movimiento peronista y todo tipo de propaganda a favor.

Y qué decir del macabro destino del cadáver de Eva Perón o de los fusilamientos en 1956 de militares y civiles peronistas en las localidades bonaerenses de Lanús y José León Suárez. Ejecuciones que no pasaron al olvido gracias a la investigación del periodista Rodolfo Walsh y su novela de no-ficción “Operación Masacre”.

Ni las prohibiciones, ni los bombardeos ni los fusilamientos ni las sanciones hicieron desaparecer al peronismo. Quienes hoy reclaman “memoria y verdad completa”, no se reconocen responsables de estos hechos ni señalan responsables para condenarlos y pretenden que los “k” lo hagan con los propios.

 

Revolucionarios de los 60/70

Ahora la derecha libertaria va por las organizaciones de los jóvenes revolucionarios de los 60/70, pretendiendo juzgarlos por los atentados, secuestros, muertes que cometieron.

Estos grupos subversivos que surgieron en pos del regreso de Perón, también demandaban democracia, igualdad, justicia, equidad y libertad; -armados o no- tuvieron amplio apoyo de la sociedad hasta que otro Golpe de Estado, el de 1976, los persiguió, reprimió, secuestró, les quitó su identidad y los hizo desaparecer por miles.

La derecha no quiere reconocer que ya fueron juzgados por pedido del expresidente Alfonsín tal como lo hizo con los integrantes de la Junta Militar.

La oligarquía neoliberal y libertaria derecho a defender su ideología y su modelo económico; tiene derecho a mostrar otra visión de los hechos hasta puede armar otros relatos, escribir nuevos libros o debatirlos públicamente. Lo que no puede hacer la derecha oligárquica es reivindicar la dictadura ni la persecución, el secuestro y la muerte de personas con el poder que les otorga el Estado. Eso es terrorismo de Estado. El de los jóvenes es terrorismo, subversión, revolución o como quieran llamarla, pero civil, y sus delitos son prescriptibles.

El objetivo no es cancelar ideologías ni eliminar el relato de otros ni minimizarlos o considerarlos ajenos a la idiosincrasia argentina sino enfrentarlos con nuevas ideas, con nuevas propuestas que busquen el bien común.

 

Muertos propios y ajenos

Si la derecha oligárquica, conservadora y anarco libertaria quiere “memoria y verdad completa” debería empezar por proponer que cada uno cuente sus muertos, fusilamientos, secuestros, desapariciones, excesos políticos, deudas externas e internas, operativos militares o subversivos, campañas difamatorias, persecuciones, denuncias falsas, condenas judiciales sin pruebas, mayorías empobrecidas, inmigrantes perseguidos, empresarios enriquecidos, especuladores, evasores, “fugadores” de divisas, etc, y muchas más etcs.

Una vez que identifique los delitos de cada sector, investigue responsables, entre los cuales no deben olvidar el apoyo logístico que cada sector recibió. Por la derecha vino de los dueños de la Argentina: los Rocca, los Blaquier, los Magneto, los Saguier, los Macri, Perez Companc, los Fortabat, Bulgheroni, los Born, los Hirsch, los Vicentín, los Galperín, la mayoría estuvieron con la dictadura militar y algunos vienen de 1880, la generación dorada para los libertarios. Ninguno juzgado ni condenado.

Ah y que no olviden buscar a los responsables de la Doctrina de Seguridad Nacional impuesta por Estados Unidos para combatir a las guerrillas y el enemigo interno que podía ser cualquier persona, grupo o institución nacional que tuviera ideas opuestas a las de los gobiernos militares, ergo, gobiernos de la derecha argentina.

Tampoco olviden que la sociedad con voto democrático o no habilitó los guerrilleros de los 70, fue condescendiente con la dictadura, apoyó emocionada los juicios “alfonsinistas” a jerarcas militares y de la subversión; rechazó los indultos de Menem, festeja la restitución de nietos, se sumó a los juicios a cómplices civiles y eclesiásticos propuestos por los “k”, y ahora… es sostén de un gobierno libertario del que también forma parte la derecha negacionista. El pueblo es siempre el mismo, contradictorio o no, apoya con la esperanza de que su economía personal y colectiva mejore.