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Una mujer, un balcón

Una mujer, Cristina Fernández, y un balcón, resignificaron y le pusieron épica peronista a una simbología propia del Partido Justicialista. Tal como sucedió con Perón en 1945, liberado tras su detención en la isla Martín García, habló desde el balcón de la Casa Rosada ante miles y miles de trabajadores movilizados por su destitución como secretario de Trabajo y Previsión.



Desde aquel día, el balcón quedó instaurado como símbolo indiscutido de poder. Los sucesivos presidentes, incluso Milei, ocupan ese espacio como un “mantra” para tener el poder que necesitan para gobernar.

No es solo ese balcón el que da poder y vigencia también quien lo ocupa, por eso Cristina Fernández al saludar desde un balcón en prisión domiciliaria agigantó su liderazgo polarizando una vez más su rol en la política. En lo inmediato reordenó al movimiento peronista con masivas movilizaciones hacia la casa que ocupa en el barrio porteño de Constitución y convocando en menos de 24 horas a cientos de miles de militantes de todo el país hacia Buenos Aires para brindarle apoyo, despertando del letargo que le produjo y le produce la gestión libertaria en la Nación.

La enorme reacción, orgánica y espontánea, sorprendió a la dirigencia peronista que -muy optimista- lo consideran un paso importante para la unidad, en tanto y en cuanto responda al liderazgo de CFK.

La otra visión

En el otro polo, una mayoría del 50/52% mostró satisfacción por la condena porque, aprovechando su proscripción, podrán mantener vigente, vía electoral, el modelo libertario que quieren para el país y que les asiste defender. Paralelamente, fue evidente el ensañamiento contra la líderesa de la oposición enarbolado desde los medios de comunicación, propiedad de sectores económicos muy poderosos que siguen intentando instalar un modelo económico que excluye a las mayorías y que no buscan competir electoralmente sino eliminar a la oposición.

Fue patética la expresión de pseudos periodistas ante el saludo de CFK, empoderando un balcón cualquiera, y despertando, tal como sucedió en 1945, el temor de sus detractores de que se mantenga vigente cuando la pretenden fuera del escenario político. Por ahora, la Justicia le permitió usarlo; negarle el derecho de expresión o de contacto con quienes quieran visitarla, la transformaría en presa política ante el mundo. Como todo condenado/a, solo debería tener vedado el derecho a circular libremente.

Un segundo momento de ratificación de liderazgo y centralidad política fue con un mensaje grabado -ya desde su prisión domiciliaria- que silenció a la enorme multitud concentrada en plaza de Mayo. Sin duda que hay que tener qué decir, en épocas en que, hasta en grupos minúsculos o solo ante un par, cuesta hacerse escuchar.

Tal centralidad no se la perdona el oficialismo libertario y el neoliberal macrista a tal punto que la propia Cristina desarticuló una convocatoria a su casa, para celebrar este viernes 20 el día de la Bandera y la derivó a otro lugar para evitar dijo, las provocaciones de la “Señora Violencia”, en referencia a la ministra Bullrich que había vallado con fuerzas de seguridad su domicilio. No estaba errada CFK porque minutos después Bullrich, con total desparpajo desplegó a la Policía Federal hacia el Parque Lezama para mantener el orden ante “militantes kirchneristas, violentos y ruidosos” que convierten las calles en “una unidad básica” y molestan “a los vecinos” sin tener en cuenta que en las concentraciones previas a la casa de CFK o a la plaza fueron masivas y sin incidentes.

Parque de Juventudes

Delegaciones de todas las provincias se dieron cita en la ciudad de Buenos Aires para solidarizarse con la ex presidenta. A la vez, hubo movilizaciones en plazas y espacios públicos del país. En La Rioja, el acto se realizó en el Parque de Juventudes, convocado por el Partido Justicialista, organizaciones sociales, gremiales, culturales y autoconvocados.

Varios miles de asistentes aportaron dirigentes del peronismo y funcionarios gubernamentales como el caso del ministro “Harry” Pérez despertando el airado reclamo en redes sociales por obligar a los empleados públicos con sanciones si no asistían. A las denuncias se sumó la dirigencia de la oposición, entre ellas la concejala Luciana de León, aliada libertaria, quien enfática pidió textualmente: “Basta de usar a los empleados públicos para llenar marchas políticas del quintelismo y kirchnerismo”.

En una provincia con el 50 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) que trabaja en el Estado mientras el resto depende de los mismos ingresos a través del comercio, los servicios y la construcción y solo un 7% de la industria manufacturera, en muchos casos subsidiada, resulta difícil encontrar militantes para los partidos políticos que no trabajen en una oficina pública.

Constitucionalmente, los ciudadanos tienen derecho a participar de la vida política de su comunidad por lo que el Estado, en este caso el gobierno provincial, debe promover esa participación, tanto a militantes del oficialismo como de la oposición.

La participación política no solo es ir a votar, es formarse como dirigentes, proponerse como candidatos por consenso o iniciativa propia, hacer proselitismo, ser parte de una campaña electoral, firmar peticiones, colaborar para solucionar un problema comunitario, agremiarse en un sindicato o una asociación civil y hasta organizar una protesta como en este caso.

Todo eso no sería posible si los ciudadanos, por ser empleados públicos, se ven limitados.

En tiempos en que la actividad política y el desempeño de los funcionarios públicos está en crisis, no es suficiente con el rechazo/odio a lo público expresado en las redes, es importante promover la participación para asegurar la elección de los más idóneos.

Los partidos políticos tienen la tarea de formar dirigentes con capacidad de liderazgo, comunicación y gestión. No es lo que está sucediendo entre la novel dirigencia peronista, radical, de izquierda o libertaria que muestran deficiencias en su formación ideológica, en el modo en que cada partido entiende y resuelve los problemas económicos, sociales, culturales, ambientales de su comunidad. Se bastardea a la política y a los políticos con groseras contradicciones o se hace un reduccionismo moral por sobre la responsabilidad de la misma sociedad que es parte de las decisiones no solo cuando vota, también cuando proponen o ejecutan soluciones en contextos que no responden a la postura ideológica que defienden.

Así, por ejemplo, se critican los baches de las calles, pero ni el contribuyente se pregunta si pagó los impuestos o tasas que solventan esas obras ni el dirigente político o funcionario electo para ocuparse de esa tarea administra con eficiencia esos fondos, transparentando su uso y comunicándolo a los vecinos para evitar las dudas que plantean.

En otro extremo puede anotarse el ejemplo de un internauta declarado libertario que criticaba al gobernador Quintela por sumar más empleados públicos con los despedidos del Parque Industrial sin relacionar la crisis laboral con las medidas económica del gobierno que él mismo eligió.

La formación ideológica, sea de derecha, centro o izquierda, es tan importante como la ética en el actuar, tanto de los dirigentes políticos como del ciudadano y un reaseguro para la corrupción propia y ajena que se busca erradicar.

Oficialismo y oposición

La prisión domiciliaria a Cristina Fernández afectó por igual al oficialismo y la oposición. El gobierno perdió la agenda por varias semanas. Todavía no está claro ni lo tiene claro el propio gobierno si la proscripción de CFK les será favorable o no. Tampoco fue favorable la marcha de la economía. Ni la baja de la inflación ni el incipiente crecimiento económico pudieron festejar ante la marea comunicativa que desató CFK sumado a la otra cara de la moneda con la brutal caída del consumo y la suba de la desocupación. Ni el país ni La Rioja pueden esperar mucho del crecimiento económico concentrado en hidrocarburos, minería y el agro que generan pocos empleos.

En la oposición, el peronismo celebró que la ejecución de la condena a CFK los encuentre en proceso de unidad. El primero en visitarla fue Ricardo Quintela distanciado tras la disputa por presidir el PJ nacional que el riojano perdió. Se sumaron agrupaciones peronistas, por ahora, solo para las fotos. Otros peronismos, enrolados con la gestión neoliberal/libertaria y de oposición al kirchnerismo no están en el mismo proceso.

Lo que podría favorecer al peronismo bajo el liderazgo de CFK será la actitud de los gobernadores más de los peronistas que volverán a presionar mañana, en Buenos Aires, no por más fondos sino por los que no les envían.

Dos de los peronistas cercanos al ajuste libertario y la desregulación estatal han tenido posiciones muy críticas. Jaldo, el tucumano advirtió que “no pretenda el presidente (Javier Milei) que le vaya bien al gobierno nacional mientras a los 23 o 24 distritos del interior nos va mal” tras recordar que las provincias brindan contención social, salud, educación y asistencia social, las mismas palabras del gobernador Quintela.

El peronismo ante la crisis que avecinan los gobernadores y la proximidad de las elecciones debe decidir qué proyecto económico necesita el país, cómo enfrentarlo ante un panorama social, económico y financiero formateado por el avance tecnológico, qué rol tendrán los principios de justicia social, independencia económica y soberanía política y quien liderará el proceso.

Máximo Kirchner que comenzó a actuar como heredero rechazó una coalición anti ajuste, anti Milei o anti Macri ni anti nada, sí “una construcción propia del país y del peronismo”; Quintela, habla de convocatoria amplia, Massa por unidad y participación y Kicillof, entre los más visibles, un frente electoral que contenga a todos. Falta decidir lo más importante: cómo y con quién. Los tiempos electorales apremian.