Llegar al centenario de vida no es muy frecuente en las personas, si bien la longevidad depende de muchos factores. Nyles Totita Capello de ascendencia italiana los celebró días pasados junto a su familia, es una sagitariana aventurera y vanguardista que vistió pantalones cuando el resto de las mujeres no lo hacía, como también trabajar de forma independiente, además de viajar, cocinar, bailar y especialmente jugar las cartas que todavía lo sigue haciendo.
Mónica Patricia Alitta, hija de Nyles quiso compartir este especial momento con Medios El Independiente “no todos los días se festejan los 100 años” nos dijo con mucha razón y nos recibió en su hogar en el barrio 25 de Mayo norte.
Nyles Totita Capello de ascendencia italiana, nació un 28 de noviembre 1924 en un pueblo cercano a San Francisco, provincia de Córdoba. Reside en La Rioja desde 1985, tras separarse de su marido, decidió vivir con su hija que comenzó sus estudios universitarios en esta provincia. Tiene dos hijos Mónica y Rubén (fallecido) y tres nietas Romina, Valentina y Nadine que residen en la provincia mediterránea.
Al consultársele a su hija como es Nyles, la definió como una mamá sobreprotectora, jovial, positiva, con una buena actitud, siempre fue el espíritu alegre de las fiestas por su carácter. Le gustaba preparar comida tanto dulce como salada, amaba la cocina, viajar y bailar en las fiestas familiares.
“Fue muy buena costurera, especialmente camisera, cuando era joven uno de los trabajos que tuvo cuando fue a vivir en la ciudad, fue hacer camisas de hombre y cosía muy bien”, muy característico de una época donde se cosía la ropa para toda la familia, con el acompañamiento de la clásica revista Burda que venía con los moldes de las prendas.
Uno de los entretenimientos que todavía practica es jugar al chinchón, pero desde su San Francisco natal trajo el juego de “la canasta” que con mucho placer se ocupó de enseñar a muchas personas en esta Capital.
Mónica recordó que “con mis compañeros de la universidad nos pasábamos noches enteras en casa jugando la canasta, mi madre nos esperaba con tortas y el mate. A ella siempre le gustó compartir tiempo con los jóvenes justamente por su carácter jovial y divertido. Con el paso de los años armó un grupo de “chinchoneras” y se reunían todas las semanas. Otro aspecto que resaltó y que comparte con sus nietas, es el amor a los animales y en muchas oportunidades fueron rescatistas buscando un hogar a las mascotas abandonadas en la calle.
Adelantada a la época
En su centenaria vida, Nyles atravesó todos los cambios que imponían las épocas, se reveló ante ellos con un carácter firme y decidido, sin los condicionamientos de la mirada de la sociedad, por ejemplo, usaba pantalones mientras el resto de mujeres no lo hacía. Desde muy jovencita cuando pasó a vivir del campo a la ciudad de San Francisco empezó a trabajar en los bazares de ramos generales, un lugar donde se vendía de todo lo que necesita cada hogar.
Otro tema que causó revuelo en la época fue cuando decidió irse a vivir con un hombre separado, decisión que estaba mal vista en la sociedad de ese momento, porque se “juntaban” sin pasar por la Iglesia previamente.
“Luego se dedicó a ser ama de casa de dos hijos, mi hermano Rubén (fallecido) y yo, pero en las épocas difíciles vendía productos de Vía Valrrosa por cartilla. En La Rioja vendía pulloveres por las oficinas públicas, pastas y cosas dulces por el barrio. Mi madre me inculcó el no tener miedo a trabajar en cualquier actividad“, acotó.
Con respecto a su salud, Mónica comentó que “es una gringa fuerte y vivió mucho en el campo donde no había mucha contaminación, los alimentos eran más orgánicos, la leche se la tomaba prácticamente de la vaca, nunca fumo ni consumió bebidas alcohólicas, no tiene ninguna operación de importancia, únicamente se golpeó en la tibia cuando tenía 11 años. Hace unos años fue operada de cataratas en sus ojos”.
En la actualidad tiene problemas de audición, pero extraña que no pueda viajar con su madre con la frecuencia con que lo hacía hasta hace un tiempo.
Ama las sorpresas
Entre las numerosas anécdotas que recuerda su hija Mónica es que una vez tuvo que emigrar a Oviedo, en España, para hacer un doctorado en ingeniería por el lapso de 3 años y su madre Nyles, “me visitó 3 veces y no tenía problemas en subirse a un avión, en una oportunidad llegó de sorpresa sin avisarnos”, disfrutaba de esos momentos de alegría familiar.
Cabe destacar que Mónica es ingeniera en Minas con dos títulos de post grado: maestria en ingeniería y gestión ambiental y doctora en ingeniería, actualmente ejerce como docente en un grupo de investigación de la UTN y es directora del Grupo de Actividades Interdisciplinarias Ambientales (GAIA).
En un emocionado comentario para finalizar la entrevista dijo que “como madre nos inculcó los valores, la responsabilidad, odia las mentiras y es muy luchadora porque no se achicaba ante la adversidad”.