El 17 de noviembre de 1972, tras 17 años de proscripción política, regresaba a la patria el General Perón, transcurrieron ya 52 años, sin embargo esta fecha que rememora aquel acontecimiento tiene para los peronistas y para el conjunto del movimiento nacional una profunda significación actual, donde deberíamos haber estado votando en elecciones internas nuestros conductores del PJ, pero como en la política siempre aparece una mano negra a último momento, tenemos que volver al dedo de algún poderoso.
Por el Lic. Pablo Castro
Evocar el 17 de noviembre nos lleva a pensar dos conceptos centrales: retorno y militancia, que tras el golpe de estado de 1955 comenzó a desenvolverse el proceso de resistencia peronista. Bajo las condiciones impuestas por la contrarrevolución libertadora, el simple hecho de mencionar a Perón se convertía en un gesto de rebeldía frente al poder militar. Militancia eran todas las acciones dirigidas a cumplir con el objetivo que le devolvería a la patria aquello que el poder del dinero y de las armas le había arrancado. Militancia es un acto de amor, militancia es una forma de vida., por eso no me arrepiento de este amor. Perón construyó una patria justa, libre y soberana a partir de la vertebración del movimiento nacional en torno al movimiento obrero organizado. En el proceso de resistencia, militancia significaba trabajar de manera activa para sostener el poder de movilización y la organización sindical, factores que impedían la concreción de los objetivos que se habían propuesto los grupos militares ejecutores del programa oligárquico-antipopular.
Aquellos vientos de la historia forjaban soñadores y poetas; las brisas de hoy, un exceso de codicia y egoísmo. Hay militantes en nuestra juventud con formas tan nuevas como sus problemas y la tecnología que manejan, pero para bien o no, no son herederos de aquellas gestas. ¿Hay algo para festejar? Hace muchos años escribí sobre el fin del militante y pienso que hoy integra una minoría, los verdaderos militantes hoy acompañan a los necesitados. Aquellos no llegaron a ocupar el lugar de políticos hasta hubo quienes se inventaron un pasado mientras los humildes sienten que en el poder hay una dirigencia que está lejos de pertenecerles. No me refiero a nadie en particular, las ilusiones y las perversiones suelen distribuirse por igual.
Quizá el actor que mayor nivel de relevancia adquirió fue la juventud, nucleada en torno a un número de organizaciones que articularían la Juventud Peronista. Al movimiento obrero organizado se le adhirieron los estudiantes que dejaron la comodidad de los claustros para luchar por una causa: el retorno de Perón, que era precisamente el retorno de la patria justa, libre y soberana; el retorno de Perón era la concreción de la definitiva independencia; era el reencuentro del pueblo con su conductor que le daría a la patria la felicidad y la grandeza que los militares aliados de la oligarquía conservadora pretendía doblegar.
La lucha emprendida por trabajadores y juventud dio sus frutos aquel 17 de noviembre. Ese día que conmemoramos anuda a la militancia con el retorno. Sin militancia, es decir, sin entrega de las comodidades personal puesta al servicio de una causa, no hubiese sido posible el retorno de Perón a la patria. Militancia y lucha eran también palabras anudadas, esto es, los pueblos que no trabajan por su liberación, los pueblos que no construyen la organización para generar la liberación, en suma, los pueblos que no generan una militancia política están destinados a ser sometidos.
El militante vivía en la víspera de un mundo mejor, es el soldado, el soñador, el poeta, el personaje. Quedan algunos. La marca es la coherencia, por eso digo algunos, los que descubrieron que la solidaridad no duda en hacerse real. La violencia impuso el dogma, antes fue la absoluta libertad de los que dudaban y se ocupaban de buscar su propia verdad. Recuperemos la voluntad de la coherencia y la amplitud del pensamiento, ese será el mejor homenaje a aquella gesta
Para los peronistas es muy importante no dejar de pensar nunca ese retorno, quizá sea hora de construir un retorno definitivo del pensamiento y obras que Perón generó, y como la militancia a través de sus organizaciones desempeña un rol fundamental, es hora de construir la definitiva independencia significa construir el retorno definitivo de nuestro líder, pero para ello el trabajo militante debe ser arduo, formando a las nuevas generaciones para conducir la nación y construyendo una amplia organización territorial, que sea el sostén de un tercer retorno, nuestra definitiva independencia
El peronismo fue y es una instancia de la conciencia nacional que hasta ahora expresa el más alto nivel de su desarrollo; el kirchnerismo no parece asumir aún la voluntad de unidad nacional como legado, sino la confrontación, el manipuleo en la conducción, que igualmente, sacó votos que no son el fruto de sus logros, sino el resultado del rechazo que supimos generar. Es por eso que un hombre del interior con vocación federalista, como el Gobernador Ricardo Quintela, se animó a recorrer en soledad nuestro país buscando reunir a todos los compañeros y compañeras, que se habían ido, o que no eran tenidos en cuenta, o que no querían ser dependientes de nadie, esta epopeya se vio frustrada por la siempre negligencia de los porteños que se creen dueños del PJ, establecen las reglas de juego que a ellos les conviene. Si a pesar de todo eso, queda en aquellos militantes donde abundan los sueños, nosotros estamos obligados a devolver la esperanza, si queremos ser opción de algo, porque el cambio ya no consiste en una abstracción vacía, es que el pueblo advierte con claridad que si el cambio no es racional, no responderá a sus necesidades reales. Un abrazo peronista a todos los compañeros y compañeras que mantienen viva la convicción y la lucha, por una patria libre, justa, soberana e inclusiva de todos y para todos. ¡Volveremos!