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No avanzar sobre agravios y descalificaciones

La fiereza puesta por algunos en el tema de las elecciones del PJ, exagera la importancia del debate sobre un instrumento táctico como es hacer una compulsa interna para ver quien preside el partido. Esto, si bien tiene su magnitud, no resuelve el plano estratégico que es la política, la relación del peronismo con la sociedad y la recuperación de cierta vitalidad movilizadora, cultural y electoral. O sea, una metodología de selección de autoridades no pasa por encima de la política, valor decisivo a mejorar y recomponer.



Por Osvaldo Mario Nemirovsci - Diputado Nacional, PJ Río Negro

Creo que así lo entendió el gobernador Ricardo Quintela, quien ante la aparición de CFK interesada en ser autoridad máxima del PJ, con mucha modestia dijo que consideraba que ella, por su trascendencia estaba más allá, más alto, que un cargo partidario. De alguna forma, Quintela, pone de relieve el valor de la política como dato estratégico por sobre el hecho instrumental de una elección interna.

Está bien que los afiliados de un partido elijan sus autoridades, y más en el peronismo, desacostumbrados a practicar está sana virtud democrática. Muchos, desde las provincias, bregamos largamente por incorporar las internas a la vida partidaria y sufrimos, en ausencia de ello, dedazos varios y acomodamientos de listas a piacere de dirigencias que luego, no mostraban la misma enjundia en las elecciones generales con resultados perdidosos.

Pero sabemos que esto es un paso, insisto en que es parte de un tacticismo necesario, pero no suficiente. Esto debe complementarse con el reacomodamiento político estratégico que recupere para el peronismo, y desde la legitimidad y legalidad de nuevas autoridades, un lugar de mayor preminencia en las adhesiones, simpatías y apoyos de toda la sociedad.

Reformar, o relanzar o recomponer el peronismo tiene, desde ya, una parte de diseño, estética y nombres donde lo gastado debe ser suplido por variables de mejor ponderación social o al menos de no extrema baja en el crédito político.

Pero eso es solo una parte, lo vital es reformar, relanzar o recomponer ideas que acompañen a los novedosos liderazgos en su intento de calar y ser aceptadas por la mayoría de nuestros compatriotas. Estamos con déficit de comprensión de nuevos paradigmas en lo que son las demandas populares. Es más, ese territorio de la masividad, de lo multitudinario tan nuestro y perteneciente, hoy está en disputa. ¡Sí, ni siquiera estamos hoy en condiciones de afirmar que representamos el tan utilizado valor de lo “nac y pop”, al menos no en exclusividad! Está en disputa nos guste o no y ese es el objetivo más importante que nuestros anhelos deben buscar.

El sujeto social histórico de nuestra identidad, aquel trabajador en blanco, de las grandes concentraciones fabriles y herencia peronista hoy es minoría en las escalas de sufrimiento social.

Existen millones de personas ahogadas en la incertidumbre del desempleo, del trabajo informal, de la persistencia de los planes. Y a esto hay que sumarle los cientos de miles de argentinos agraviados por este gobierno libertario que son parte del entramado social, productivo y cultural desde las Pymes, Universidades y organismos públicos destruidos.

Estos nuevos actores de la cadena social castigada, estos individuos que en enormes cantidades son atravesados por cierto atractivo liberal que los hace imaginar algún mejor futuro, son el lugar donde debe alojarse el peronismo con constructor de sus demandas.

Y ahí no estamos, o estamos poco, o estamos mal.

El debate pasa por nuevos liderazgos, desde ya, pero más por tener la sensibilidad necesaria para entender las nuevas realidades, que de la mano de las peores intenciones han ganado el gobierno. Y son peores por autodefinición de que vinieron a destruir el Estado, o sea hacer añicos el único espacio equilibrador de injusticias y con poder para aplicar democráticas formas de distribución.

Es necesario imaginar una nueva oposición. Con mayor potencia y con mejor aceptación social y cuantitativa. Para utilizar la conocida frase de Einstein, acá tambien podemos aplicar que aquellas formas, contenidos y subjetividades que trajeron a Milei, es difícil que ahora puedan sacarlo.

Cuando se denuncia, con justeza, que el peronismo se torció y que perdió representación popular en virtud de la declinación electoral y la escasa cantidad de gobernadores que hoy nos representan, hay que agregar donde estaba cada uno en el momento en que eso ocurría.

Néstor Kirchner tenía una frase que utilizaba con aquellos funcionarios que criticaban aspectos de gestiones en las que habían participado: “Parecen paracaidistas húngaros que recién acaban de bajar y enterarse de lo mal que están las cosas”, bueno, hay bastantes paracaidistas húngaros en el peronismo que parecen descubrir hoy las falencias que vienen ocurriendo desde hace al menos 14 años.

Si hay internas, vayamos con calma. No exageremos diferencias ni avancemos sobre agravios, insultos y calificaciones. Reitero, que una vez resuelto el tema nominal viene lo más difícil que es la política, que es, e insisto con el concepto “el valor estratégico del peronismo”, entonces aflojemos con las guapezas de redes y de medios.

Un amigo mío, muy querido, escribe como parte de su adhesión a CFK que "Vandor soñó un peronismo sin Perón y fracasó rotundamente. No es necesario repetir semejante desatino.

Clamor o Vandor: el peronismo elige." En verdad, aparte del desconocimiento histórico sobre el rol de Vandor y su verdadera relación con el general, el tomar solo la parte simbólica negativa de esa relación y colocarlo en términos de Clamor (CFK) o Vandor (Quintela) instala un alto nivel de violencia en la interna ya que sabemos cómo terminó Vandor, espero que el compañero que acude a esta frase, no desee lo mismo para Quintela.

Debatir hoy quien preside el PJ no es obturar para mañana la deseada unidad.