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La tumba de Francisco es sobria y sencilla, como su vida y su pontificado

El sencillo sepulcro del pontífice, con la inscripción "Franciscus", se convierte en lugar de veneración tras su fallecimiento.



Tras la ceremonia privada del sábado, posterior a su multitudinario funeral, los restos de Jorge Bergoglio descansan en una sepultura de piedra, iluminada tenuemente. Fiel a su estilo de sencillez, la lápida lleva una única inscripción en latín: "Franciscus". 

El sepulcro consiste en una lápida de mármol de la región de Liguria (norte), de donde eran los antepasados italianos del pontífice, con una sola inscripción: 'FRANCISCUS', su nombre pontificio en latín.

Francisco eligió una tumba sencilla, a nivel del suelo y sin decoración en el interior del templo, al lado de la capilla de un icono mariano del que fue muy devoto, la 'Salus Populi Romani'.

La austeridad del sepulcro contrasta con la riqueza de la basílica de Santa María la Mayor, famosa por su fastuosidad.

Tal como lo dispuso el propio Francisco en su testamento, la lápida es de piedra de Liguria, la tierra de sus antepasados italianos. Una rosa blanca fue colocada sobre la tumba, y en la pared, sobre ella, se exhibe una reproducción de la cruz pectoral del difunto pontífice. 

La basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales mayores de Roma, tiene un significado especial para el papa Francisco. A lo largo de su pontificado, visitó frecuentemente este templo para orar ante el icono de la Virgen Salus Populi Romani. La elección de este lugar para su sepultura, como lo expresó en su testamento, refleja su profunda devoción mariana.