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Mar del Plata y Necochea fueron las dos ciudades más afectadas por este "mar rojo" que tiñó parte de la costa atlántica y modificó su tradicional paisaje. Algo que, si bien desconcertó a turistas, se trata de un fenómeno natural conocido por los especialistas.
Los análisis de los restos encontrados identificaron una variedad de algas rojas, como Anotrichium furcellatum y Callithamnion sp, que pertenecen a la familia de las Rodofitas. También se detectó un alga verde, Bryopsis plumosa, de la familia de las Clorofitas.
En tanto, desde el Conicet dieron tranquilidad y explicaron que "el fenómeno no está relacionado con microorganismos tóxicos", y que "se trata de un desprendimiento masivo de algas que viven en aguas profundas, causado por tormentas o el envejecimiento natural de las algas".
Los especialistas aseguran que no representa un riesgo para la salud humana. No obstante, recomendaron evitar el contacto directo con las algas y no ingerirlas.
Expertos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep) confirmaron hoy que se trata de un fenómeno conocido como "arribazón", causado por marejadas o fuertes corrientes submarinas que arrastran la vegetación y la depositan en la superficie, sobre el fondo marino. Con cada bajamar, el fenómeno se vuelve más evidente ya que el agua retrocede y deja sobre el frente de los balnearios una gran cantidad de algas, acompañadas de otros restos de la fauna marina. Entre ellos, se encuentran los huevos de caracoles, que son ligeros y se desplazan fácilmente arrastrados por la marea.
Si bien se registraron episodios anteriores de desprendimiento de algas nativas, la magnitud de este evento es notable por la cantidad de algas ya que hubo playas como la de Quequén, en las que la superficie del mar quedó completamente cubierta.
El último episodio similar ocurrió en agosto pasado cuando las algas se retiraron solas de la costa, por lo que los biólogos esperan que en algunas horas, cuando cambie el viento, las algas comiencen a retirarse de la costa.