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Evita. Historia y mito. Presente, antes, ahora y siempre

La presencia de Eva Perón transita la historia. Ella es única y es todas. Representa a la mujer de la Patria. Evita es el numen de la excelencia que convoca a la unidad nacional, en este tiempo de fragmentación y grieta. Ella fue, en el pasado, la razón del encuentro de la mayoría social y en nuestro presente, es el punto de partida hacia lo mejor del ser nacional. Fue elegida como “La Mujer del Bicentenario” en nuestro país en el año 2016. Antes, en el año 1949 fue distinguida como “La Mujer de América Latina” en Ecuador.



Por: Dra. Isabel Marta Salinas

“Donde hay una necesidad hay un derecho” afirmaba Evita y esa premisa fue la energía y el motor de una obra humanista y revolucionaria que transformó todas las facetas de la vida social, institucional y política. Falleció el 26 de julio de 1952. Su breve paso terrenal, -vivió sólo treinta y tres años-, unida matrimonial, existencial y políticamente al Gral. Perón, fue suficiente para concretar un cambio progresista que perdura, con la fuerza y energía de las realizaciones que, por lo acertadas, superan todas las limitaciones cronológicas y geográficas.

Hospitales, policlínicos, escuelas, barrios, ciudades infantiles y estudiantiles, hogares y albergues, barrios integrales, ayudas directas, becas, subsidios y otras formas de promoción y ayuda social daban respuestas a las necesidades y carencias de los sectores más desfavorecidos de la sociedad promoviéndolos a la vida digna a la que todas las personas tenían derecho por su condición y dignidad de seres humanos. La previsión social y la legislación laboral sentaron las bases de una sociedad que fue una de las más igualitarias del mundo, en el que la riqueza nacional alcanzó una distribución en partes iguales entre la población y el capital.

La Convención de los Derechos del Niño de la ONU se firmó el 20 de noviembre de 1959. Aquel cónclave reconoció el "derecho del niño al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas". La obra de la Fundación Eva Perón se anticipó al menos unos 15 años a ese tratado. El derecho a recibir juguetes fue una política social única e innovadora del peronismo. "Obsequio a nuestros queridos descamisaditos", se leía en los paquetes que repartía el correo. Es ilustrativo relatar una de las miles de anécdotas, por lo que significó en la vida de “los descamisaditos”: Saúl Macyszyn tenía 10 años cuando un camión perdió el control y lo aplastó contra un alambrado y perdió un brazo. Ese día Evita estaba de visita en el hospital de San Isidro -donde estaba internado- y se enteró del grave estado de salud del menor. Evita pidió que lo trasladaran al Hospital Rawson y que fuera atendido por el doctor Ricardo Finochietto, reconocido como el "maestro de la cirugía argentina". El entonces gobernador Domingo Mercante, quien era el encargado de Evita para que a la familia de Saúl no le falte nada, quiso darle una sorpresa. Me mandó un trencito a cuerda, con rieles, estaciones y arbolitos. Era un juguete importado que no se conseguía en una villa miseria como en la que vivía. No se lo dejé tocar a nadie por mucho tiempo. Todos los chicos del barrio empezaron a venir a casa". "Evita fue mi segunda mamá".

 En su primer Plan Quinquenal el Gral. Perón elevó al Congreso un proyecto de ley que equiparaba los derechos políticos de varones y mujeres. Evita organizó el Partido Peronista Femenino y las mujeres argentinas votaron por primera vez en las elecciones nacionales de 1951. En ellas resultaron electas seis senadoras y veintiséis diputadas nacionales, más tres delegadas en representación de los territorios federales, conforme a la normativa de la Constitución de 1949. A las legisladoras nacionales se sumaron las legisladoras provinciales, un total de 58 diputadas y 19 senadoras electas en diez provincias argentinas, todas justicialistas. La primera mujer diputada que ocupó la vicepresidencia primera en una Cámara de Diputados, en el mundo, fue la legisladora peronista Delia Parodi, en 1951. Las hasta entonces ausentes pasaron a ser visibles y protagonistas del destino común. A la inclusión social se sumaba la integración política de varones y mujeres. La incorporación de la juventud como rama del partido político más importante de Latinoamérica, fue también un aporte progresista y revolucionario, inédito en ese momento.

La única vez que Evita votó “una urna mística que llegó hasta el hospital”, según palabras textuales del fiscal electoral David Viñas, testigo presencial del acto. Fue el 11 de noviembre de 1951. Eva Duarte estaba internada, ya que la habían operado a causa de un cáncer.

Eva Perón votó por primera vez. Lo hizo desde la cama del Policlínico. Dos días antes de las elecciones, grabó un mensaje que se emitió por radio: “Yo les pido a los argentinos que voten por Perón y no lo hago como esposa del general, sino como una abanderada del pueblo y una plenipotenciaria de los trabajadores”.

La Junta Electoral la había autorizado a votar desde su lecho, a pesar de la oposición de radicales y socialistas. Fue un lluvioso domingo el 11 de noviembre de 1951 en que Eva Perón votó. A las 11 horas llegó la urna que había llevado la presidenta de mesa, un fiscal peronista y otro radical, escoltados por dos policías. El fiscal radical era un joven David Viñas, presidente de la FUBA. Dejaron sobre la cama todas las boletas de los partidos que participaban del comicio y las autoridades salieron. Luego, la presidenta de mesa y los fiscales corroboraron que Evita hubiera emitido su voto. Cuando las autoridades comiciales salieron del Policlínico con la urna, la multitud se abalanzó sobre ella, “porque Evita la había tocado y porque su voto se encontraba adentro.  “¡Una simple urna electoral que había adquirido propiedades místicas!”, recordaba David Viñas.

Perón-Quijano obtuvo 4.744.803 votos contra 2.416.712 de Balbín-Frondizi.

Transcurrieron 76 años de la Ley de voto femenino. Detrás quedaron   22 proyectos, el primero de ellos presentado por el legislador Alfredo Palacios en 1911. En la primera elección presidencial en la que las mujeres comenzaron a ejercer su voto fue electo el presidente Juan Domingo Perón para el período 1952-1958, bajo la Constitución reformada de 1949, que establecía una elección de una sola vuelta, voto directo, un mandato presidencial de 6 años y permitía la reelección.

La Carta Magna reformada también permitía el voto de los habitantes de los territorios nacionales. De un padrón de 8.623.640, 4.225.467 eran mujeres. Votaron el 90% de las empadronadas y el 86% de los varones.

Desde la campaña electoral de 1946, Perón se comprometió a consagrar el derecho al voto femenino. Hubo precursoras como Julieta Lanteri, la quinta médica que tuvo el país que logró votar en las elecciones a concejales en la ciudad de Buenos Aires del 26 de noviembre de 1911. En la provincia de San Juan, donde las mujeres votaron por primera vez en abril de 1928, porque la Constitución provincial consagró el voto femenino, derecho que el golpe del 30 borró del texto constitucional.

 

Los usurpadores del poder que derrocaron a Perón en el año 1955 prohibieron nombrar al peronismo. Todos los esfuerzos de los detractores de Evita para desterrarla del corazón de sus fieles, fueron inútil. Bombardearon la residencia donde el matrimonio Perón vivió, para evitar que se convirtiera en un lugar de homenaje. Destruyeron totalmente la Ciudad Infantil, única en el mundo; como también redujeron a escombros la Ciudad Estudiantil; paralizaron la construcción del hospital de niños más importante de América, porque fue su obra; ocultaron su cadáver, prohibieron nombrarla, entre otras acciones condenables, pero todo fue en vano, el amor de su pueblo es más fuerte.

Evita convocó a "todos los argentinos a dar de sí todo lo que pueda dar, y aún más. Solo así construiremos la Argentina que deseamos, no para nosotros, sino para los que vendrán después, para nuestros hijos, para los Argentinos de mañana...".

Su presencia espiritual permanece, se afianza y se expande. Ayer, hoy y siempre su protagonismo interpela a la conciencia colectiva, inspirando a las grandes mayorías a cohesionarse en identidades compartidas, para perseverar en el trabajo militante para el progreso social. En su homenaje, trabajamos con convicción y compromiso, para lograr la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria.