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La Ruta del Adobe carga historia, cultura, paisajes y está muy cerca de La Rioja

La Ruta del Adobe está Catamarca y viaja junto a los turistas entre las ciudades de Tinogasta y Fiambalá y, sus puntos más importantes pasan por las localidades de Copacabana, Tinogasta, El Puesto, Anillaco y Fiambalá.



El recorrido se extiende por aproximadamente 55 kilómetros entre las localidades de Tinogasta y Fiambalá, destacándose por sus construcciones de adobe que refleja las técnicas constructivas utilizadas desde tiempos coloniales. La ruta combina la belleza de los paisajes áridos, rodeados de montañas y viñedos, con la riqueza de su arquitectura patrimonial.

Es un circuito fascinante para conocer la nobleza del material de construcción antigua como es el adobe compuesto a base de arcilla y arena mezclado con agua y paja, las personas que lo trabajan y las artesanías que realizan con él. 

Más que un viaje, la Ruta del Adobe es una experiencia cultural que conecta el pasado y el presente en un entorno natural de incomparable belleza que atrae el turismo a la zona. Junto a su belleza natural donde los paisajes se destacan, también es un motor fundamental para el desarrollo turístico y económico de la provincia.

 

¿Cuáles son los sitios más emblemáticos a conocer en La Ruta del Adobe?

Los más sobresalientes son: Nuestra Señora de Andacollo, Oratorio de los Orquera Nuestra Sra. de la Candelaria, Parroquia San Pedro Nuestra Señora del Rosario, Finca La Sala Mayorazgo de Anillaco Capellanía de Pituil Viejo, Comandancia de Armas, Capilla Don Diego, La Puntilla Antigua ciudad de Watungasta, Hotel Casa Grande. Su importancia es legendaria, también para truismo nacional y extranjero que llega a la Argentina para conocer y disfrutar de cada uno de sus interminables rincones. Es una puesta en valor del patrimonio histórico, ya que, la ruta permite preservar y difundir un legado arquitectónico único en el país, compuesto por construcciones de adobe que datan de los siglos XVII al XIX.

Además, ofrece un estilo de turismo sostenible al enfocarse en un patrimonio que combina naturaleza y cultura y fomenta un modelo de turismo responsable, respetuoso con el medioambiente y las comunidades locales haciéndolo especialmente valioso para quienes buscan experiencias auténticas en destinos no masificados.

La belleza del paisaje se extiende y conecta con viñedos y bodegas de la región, donde se producen vinos de altura reconocidos internacionalmente. Esto crea un circuito turístico integrado que favorece aún más el desarrollo económico. Por eso, su relevancia es una muestra del potencial de las regiones menos conocidas de Argentina. Su promoción no solo beneficia a Catamarca, sino que también posiciona al país como un destino diverso, capaz de ofrecer experiencias culturales, históricas y naturales en un mismo recorrido que es parte de la identidad argentina para las generaciones futuras.