
A 49 años de la dictadura cívico militar, Marcela y Graciela Ledo expresaron que con un Gobierno nacional "negacionista, que revindica el terrorismo de Estado, los juicios de lesa humanidad son cada vez más lentos" con difícil pronóstico. "Está en juego la impunidad biológica, debido a que los represores se están muriendo como también testigos y víctimas". Invitaron a la tradicional marcha que se concretará mañana a las 19 en la plaza 25 de Mayo.
Madre e hija recibieron a Medios El Independiente en su casa, en el barrio Ferroviario. La carga de los años se siente en sus espaldas pero la búsqueda de justicia y el recuerdo amoroso de Alberto, la compañía de los hijos/nietos y bisnietos las mantienen erguidas y dignas.
Marcela tiene 94 años y se queja del gobierno de Milei al que lo define como “militarizado y nos recuerda los años duros que atravesamos en la dictadura”.
Graciela ayuda a hilvanar los recuerdos, de las vivencias experimentadas para no olvidar algún detalle importante. “La lucha que Madres iniciaron en el 76 y continúa –en el medio– se concretó el Juicio a las Juntas Militares, se encarcelaron a los responsables (jerarquías) pero quedaron cientos de miles de represores que no fueron juzgados y los pocos genocidas que fueron detenidos los liberó el ex presidente Carlos Menem mediante las leyes de Obediencia y Punto Final”.
Las Madres pidieron siempre “Aparición con Vida y después cuando quedó la certeza que ya no estaban con vida se empezó a pedir juicio y castigo a los culpables, esto estaba lejos de poder lograrse sino se anularan estas leyes de Obediencia Debida y Punto Final porque quedarían liberados todos los militares, solamente podían ser juzgados los que dieron las órdenes no los cuadros intermedios que habían ejecutado el genocidio”.
Luego vino la anulación de estas leyes, “los juicios empezaron a funcionar con todo lo que conlleva la maquinaria judicial, hasta que en 2013 nos enteramos que uno de los responsables de la desaparición de Alberto lo estaban por designar como Jefe del Ejército –el general César Milani– comenzamos una titánica tarea de lucha desigual, nos tocó un enemigo muy grande protegido por el poder político en ese momento y por una Madre de Plaza de Mayo que fue Hebe de Bonafini, compañera de mi madre”.
En esa búsqueda de datos comenzaron a aparecer testimonios de Alfredo Olivera que lo había denunciado (a César Milani) en el 1979 por la detención ilegal de su padre, luego por su propia detención también. Esta información fue registrada en el informe provincial de la comisión de DD.HH de La Rioja (1984-1985)”.
La familia Ledo tenía en sus manos “el acta de deserción (falsa), prueba fehaciente que en el proceso de detención y desaparición de mi hijo, actuaron César Milani, Sanguineti y Lotero, de ellos son las firmas que aparecen en el acta de deserción falsa. Fue una lucha larga y los medios de comunicación nos ayudaron mucho.
El juicio se realizó en 2019 con resultado desastroso para nuestro pedido de Justicia, porque se condena a Sanguinetti con 14 años de prisión en suspenso, es decir nunca estuvo preso, sino en su domicilio hasta que no termine la última instancia no estará detenido, fuimos a casación y se confirmó el fallo, pero el tribunal oral de Tucumán, consideró que merecía una pena mayor, pero como sigue el reclamo que seguramente se encuentra en la Corte y nuestro expediente sigue firme hasta que la Corte Suprema resuelva”.
Fue terrorismo de estado
A 49 años de la dictadura cívico-militar, “lamentablemente hemos llegado a un gobierno nacional totalmente opuesto a lo que querían nuestros 30 mil detenidos desaparecidos, se llega con un voto bronca de la gente que creyó o tuvo esperanza que este gobierno mejoraría la situación del país, pero en vez de hacerlo la empeoró porque estamos con niveles de pobreza altísimo, de exclusión y miseria muy grandes, salarios muy bajos, este presidente (Milei) dijo que iba a ir contra la casta, pero en realidad la está favoreciendo, de la clase media no queda casi nada”.
Suma que es “un gobierno negacionista, reivindicador del terrorismo de Estado, dicen que no hubo terrorismo estado, sino una guerra entre dos bandos, cosa que no es así, lo demostraron los juicios de lesa humanidad que se realizaron. El Estado fue con todas sus fuerzas conjuntas en contra de una población indefensa, solo por tener una idea o militancia sindical o estudiantil como fue el caso de Alberto, o curas que estuvieron cerca de los humildes, caso de Angelelli, los curas Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville o el laico Wenceslao Pedernera que fueron asesinados”.
Justicia lenta no es justicia
La reivindicación de la dictadura por parte del Gobierno de Milei “también tiene que ver con las políticas de DD.HH donde se han desmantelado servicios y organismos que garantizaban el proceso de Memoria, Verdad y Justicia, archivos, programas de protección a testigos, etc”.
En la actualidad “vemos que los juicios de lesa humanidad son cada vez más lentos y muchos que deberían haberse resueltos no sucedió y otros tantos que tendrían que entrar a juicio no se hace. Está en juego la impunidad biológica, no vamos a tener justicia porque los represores se están muriendo, testigos y víctimas”.
Discurso negacionista
A casi 50 años de la última dictadura, evalúan que “mucha parte del pueblo nos acompaña y comprendió, el esfuerzo de Madres y Abuelas y organismos de DD.HH que lucharon para el retorno de la democracia, pero muchos otros no. Ahí tenemos a gran parte de los votantes de este gobierno que tomaron el mismo relato, muchos de ellos (son nietos o hijos) de aquellos en aquel tiempo oficiaban de delatores, como el caso del vecino, del compañero de trabajo, de la facultad que señalaban como terrorista porque quizás tenía un libro sobre marxismo, militaba en algún partido, era estudiante, etc”.
“Milei despertó a (ese gigante dormido) quienes nunca se fueron, con ese discurso negador, sobre que los organismos de DD.HH son para gastar dinero, este discurso ya lo tomó Macri. Pedimos que se investigue si hubo curro, pero sabemos que la inmensa mayoría de las víctimas no hicimos ningún curro ni fuimos partícipes, y si lo hicieron los funcionarios de aquel momento que investiguen, a los funcionarios actuales que se les está conociendo muchos actos indebidos para llenarse los bolsillos ellos y los empresarios y quien los manda que es el poder económico mundial también pedimos que investiguen”.
De Nacate a La Rioja
Siendo una adolescente de 16 años, Marcela emigró de Nacate, a 220 kilómetros de la Capital sin imaginar que el destino le deparaba encabezar una lucha que alcanzó reconocimiento mundial. Es ahora la única Madre de la Plaza con mayor presencia en el tiempo sin claudicar, en La Rioja.
Nació un 1° de noviembre de 1930 en el puesto Manantial. Su padre transportaba la correspondencia a lomo de mula desde Punta de los Llanos hasta Ambil. Eran 8 hermanos y cuatro años después de llegar a la Capital, a los 20, se casó con Ramón Francisco Ledo de 29, que era Tama pero conoció en la Capital. Contra la opinión de quienes acusan a las víctimas de terrorismo de Estado de enriquecerse con subsidios, Marcela y su familia reside desde 1956 en la misma vivienda del barrio Ferroviario.
Marcha en la plaza
Marcela y su hija Graciela, invitaron a todas las organizaciones “sin ningún tipo de exclusión, sin ninguna bandería política partidaria” a la marcha que se realizará mañana a partir de las 19 en la Plaza 25 de Mayo. Piden la continuidad del proceso de Memoria, Verdad y Justicia “con nuestras consignas: Son 30 mil y fue un genocidio. El hambre y la falta de trabajo es un crimen, desmantelamiento del aparato represivo. Repudiamos la reivindicación del genocidio. Que se vayan todos los que estafan al pueblo y cárcel a todos los genocidas”.