Las campañas para atraer turistas incluyen las más variadas ofertas que se publicitan con cada temporada que se inicia. Los ríos de colores, sin duda que llaman la atención. Los más conocidos están en Chilecito, La Rioja y en Andalgalá, Catamarca, los dos en plena montaña de cuyos minerales le añaden el atractivo particular.
En Chilecito, La Rioja, el fenómeno se manifiesta en dos cursos de agua de diferentes colores. Uno de color amarillo y el otro azulado cristalino por sustancias alcalinas de la quebrada donde tiene origen. En un punto se unen, pero sus aguas no logran fusionarse, y corren varios metros separados entre sí, cada una con el color que le es propio hasta que el ocre se impone y el agua se torna de color amarillo por eso se conoce también como río Amarillo.
El amarillo se debe a la gran cantidad de metales pesados que arrastra desde la montaña por lo que el agua no es apta para el consumo, tampoco es abundante es un curso con escaso caudal que aumenta solo cuando hay lluvias abundantes.
El río Amarillo nace en las inmediaciones de la Mina La Mejicana y desde allí arrastra dióxido ferroso, converge con el río de la Quebrada del Agua Negra o río Negro cuyas aguas cristalinas logran avanzar varios metros antes de contaminarse con el ocre del otro.
Su recorrido es prácticamente una aventura ya que el cauce es pedregoso, con camino empinado, sin vegetación por lo que conviene contratar un guía o asesorarse previamente para recorrer el asombroso paisaje que ofrece el lugar, rodeado de montañas, a 3000 m sobre el nivel del mar, en las cercanías al imponente Cerro General Manuel Belgrano (6.115 m.s.n.m).
En Catamarca
En Minas Capillitas, Catamarca, la aridez del paisaje contrasta con la sorprendente belleza de un río color turquesa, cuyas aguas adquieren este intenso color gracias a la interacción del cobre con otros minerales de la montaña.
En este caso, este asombroso río turquesa se comparte con la provincia de Tucumán y está a 3.000 metros de altura. Su color, proveniente de la alta concentración de cobre que hay en la zona recibe el nombre de río Aguada de Cobre separando a las provincias mencionados en unos 400 metros de extensión.
Tal como sucede con los ríos de montaña, recorrerlo se constituye en una experiencia única por la belleza inusual que ofrece. El acceso es una travesía que combina vehículos 4x4 y trekking, lo que garantiza una experiencia inmersiva en los paisajes de esta región. La excursión, generalmente, comienza en Santa María o Andalgalá, dependiendo del punto de encuentro de los turistas.