Diario El Independiente || Edición Digital
Skip to main content

"Mito del vago": Construcción simbólica detrás de los planes sociales en Argentina

En las últimas décadas, Argentina ha sido testigo de la creación de un relato social que demoniza a los beneficiarios de planes sociales, presentándolos como "vagos" o "parásitos" del sistema.



Esta narrativa, promovida por ciertos sectores políticos y económicos, se ha convertido en una herramienta clave para justificar políticas de ajuste y exclusión, y para desviar la atención de las profundas desigualdades estructurales del país. Pero, ¿cómo se construyó este mito? ¿Qué intereses hay detrás? Y, más importante aún, ¿cómo se mantiene vigente en la actualidad?.

Gabriel Genri, comunicador social y Responsable de la Universidad Popular de La Rioja, analiza este fenómeno desde una perspectiva crítica. “Este discurso surge de una necesidad de las élites de sostener el status quo. Al presentar a los beneficiarios de planes sociales como vagos, se construye una narrativa que legitima la desigualdad y oculta las verdaderas causas de la pobreza, que tienen más que ver con la concentración económica, la exclusión y la reducción de oportunidades laborales que genera el neoliberalismo”, explica Genri.

El proceso de construcción simbólica detrás de esta idea no es nuevo en la historia argentina. Durante la década de los 90, bajo la presidencia de Carlos Menem, el país experimentó un proceso similar de estigmatización, en el que los trabajadores estatales y los sindicatos fueron vilipendiados para justificar la ola de privatizaciones y ajustes estructurales. En aquel entonces, se culpaba a los trabajadores por la ineficiencia del Estado, mientras se beneficiaba a sectores privados con la venta de activos públicos. “Es el mismo mecanismo de siempre, solo que ahora los enemigos son los pobres", apunta Genri.

Uno de los elementos más poderosos en la perpetuación de esta narrativa ha sido el papel de los medios de comunicación concentrados, que han utilizado su influencia para difundir una imagen negativa de los beneficiarios de planes sociales. Mediante programas de opinión, titulares sensacionalistas y la manipulación de estadísticas, los medios han creado una percepción distorsionada de la realidad. "Los medios son una usina ideológica que reproduce los intereses de las élites. No es casual que siempre pongan el foco en los sectores más vulnerables y nunca en las grandes fortunas que evaden impuestos o en los empresarios que precarizan a sus trabajadores o en los endeudadores seriales del país", señala Genri.

A lo largo de los años, las encuestas han mostrado cómo esta percepción ha calado hondo en la sociedad argentina. Un estudio reciente de la Universidad de Buenos Aires reveló que el 45% de los argentinos cree que "la mayoría de los beneficiarios de planes sociales no quiere trabajar". Esta cifra es alarmante, considerando que múltiples informes del Observatorio de la Deuda Social de la UCA demuestran que, en realidad, la mayoría de los beneficiarios de estos planes son trabajadores informales o subempleados que no logran llegar a fin de mes.

El impacto de esta construcción simbólica no es solo discursivo, sino que tiene consecuencias reales en las políticas públicas. Bajo el actual gobierno de Javier Milei, se ha reforzado este discurso para justificar la reducción de programas sociales y la implementación de políticas de ajuste que afectan principalmente a los sectores populares. "Es una estrategia política: al demonizar a los beneficiarios de planes sociales, se allana el camino para recortar derechos sin generar demasiada resistencia. Después de todo, ¿quién va a defender a un 'vago'?", cuestiona Genri.

La clave para desmontar este mito, según Genri, está en recuperar la dignidad del trabajo y de las políticas sociales como derechos fundamentales. "Los planes sociales no son regalos, son herramientas de supervivencia en una economía que no genera suficientes empleos dignos. El verdadero debate debería ser cómo crear trabajo formal y bien remunerado, no cómo castigar a quienes ya están castigados por el sistema", afirma con contundencia.

En definitiva, el mito del "vago" es una construcción ideológica que busca ocultar las verdaderas causas de la desigualdad en Argentina. Desmantelar esta narrativa requiere una contrapropuesta desde los sectores populares y progresistas, que reivindique el valor del trabajo, la justicia social y los derechos humanos. "Es hora de poner en el centro del debate a los verdaderos responsables de la crisis: los que concentran la riqueza y las oportunidades en pocas manos, mientras la mayoría lucha por sobrevivir", concluye Gabriel Genri.