Aunque esta efeméride no ha sido proclamada oficialmente por la ONU, sí apoya la iniciativa de generar acciones para contrarrestar el cambio climático, cuyas consecuencias incluyen sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad.
Este 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático, para alertar sobre los efectos nocivos y devastadores del cambio climático en el planeta.
Los científicos han demostrado que las personas somos responsables del calentamiento global de los últimos 200 años, acciones humanas que elevaron la temperatura del planeta al ritmo más rápido de los 2000 años pasados.
La temperatura media de la Tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a fi nales del siglo XIX, antes de la revolución industrial, y más elevada en términos absolutos que en los últimos 100.000 años. La última década (2011-2020) fue la más cálida registrada, y en esa.
En esa línea, cada una de las cuatro últimas ha sido más caliente que cualquier otra década desde 1850. Muchos piensan que el cambio climático signifi ca principalmente temperaturas más cálidas, pero el aumento es sólo el principio de la historia y, como la Tierra es un sistema, en el que todo está conectado, los cambios de una zona pueden infl uir en los cambios de todas las demás.
El cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios pueden ser naturales, debido a variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes.
Pero desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, petróleo y gas. La quema de combustibles fósiles genera emisiones de gases de efecto invernadero que actúan como una manta que envuelve a la Tierra, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas. Las emisiones principales de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático son el dióxido de carbono y el metano.
Estos proceden del uso de la gasolina para conducir un coche o del carbón para calentar un edifi cio, por ejemplo. El desmonte de tierras y bosques también puede liberar dióxido de carbono; la agricultura y las actividades relacionadas con el petróleo y el gas son fuente importante de emisiones de metano. La energía, la industria, el transporte, los edifi cios, la agricultura y el uso del suelo se encuentran entre los principales emisores.
El cambio climático puede afectar a la salud, a la capacidad de cultivar alimentos, a la vivienda, a la seguridad y al trabajo, donde muchos de los seres humanos ya son más vulnerables a los impactos climáticos, como las personas que viven en pequeñas naciones insulares y otros países en desarrollo. Condiciones como el aumento del nivel del mar y la intrusión de agua salada han avanzado hasta el punto de que comunidades enteras han tenido que reubicarse, y las prolongadas sequías están creando un riesgo de hambruna.
Se prevé que en el futuro aumente el número de «refugiados climáticos». Según los últimos informes de la ONU (inglés), miles de científi cos y revisores gubernamentales coincidieron en que limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1,5 °C nos ayudaría a evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable. Sin embargo, las políticas actuales apuntan a un aumento de la temperatura de 2,8 °C para fi nales de siglo.
Las emisiones que provocan el cambio climático proceden de todas las partes del mundo y afectan a todos, pero algunos países generan mucho más que otros. Los siete mayores emisores –China, Estados Unidos, India, la Unión Europea, Indonesia, Rusia y Brasil– fueron los causantes de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial en 2020.
Todo el mundo debe tomar medidas en lo que respecta al clima, pero las personas y los países que crean más problemas tienen una mayor responsabilidad para actuar primero.