Un gran desafío que afronta el presidente Javier Milei, desde la campaña electoral, fue de dónde sacar dólares, para acomodar la macroeconomía y dominar la inflación. Muchas explicaciones dio en campaña, también desde que asumió la presidencia.
La última, este martes 27, en la segunda edición del International Economic Forum of the Americas (IEFA), realizado en la ciudad de Buenos Aires, donde participaron investigadores, economistas, empresarios y funcionarios del FMI.
En el foro habló de un mix de monedas que competirían una vez que deje libre el dólar. Aseguró que el objetivo es frenar totalmente la emisión de pesos (¿sigue emitiendo?) y que el proceso de “remonetización” tenga lugar con los dólares que la gente tiene en el colchón más los que tienen en plazos fijos o en cajas de seguridad. “Vamos a dejar un mínimo de pesos en circulación y el proceso de remonetización de la economía tendrá que darse sacando plata del colchón” agregó.
No es nueva la idea, la esbozó la excandidata a la presidencia, Patricia Bullrich cuando lanzó, el año pasado, su precandidatura presidencial. Dijo que el país deberá salir de la crisis "con los ahorros de los argentinos". La propuesta tiene más antecedentes.
Confiscación de ahorros
Ocurrió con el Plan Bonex (Bonos Externos) en 1989, en contexto de hiperinflación. El gobierno de Caralos Menem canjeó compulsivamente, sin aviso previo, plazos fijos por bonos. El riojano y ministro de Economía, Antonio Erman González, llevó adelante el plan contra los ahorristas cambiando efectivo por bonos, en búsqueda de bajar la inflación e impuso la convertibilidad.
Después de los Bonex de Menem hubo otra confiscación de los ahorros de los argentinos. El tristemente célebre “corralito”. En diciembre de 2001, el ministro de Economía Domingo Cavallo -gobierno de Fernando de la Rúa-, impuso restricciones para que los ahorristas retiren dinero de los bancos. Se intentaba evitar el quebranto financiero y sostener la convertibilidad. Así, diez años después del 1 a 1, la desocupación, recesión, desaparición de la industria, saqueos, protesta y muertos por represión terminaron con la presidencia de De la Rúa.
Por blanqueo de capitales
Los ahorros de los argentinos “en el colchón” o en cuentas en el extranjero son muy apetecidos por los gobiernos y hay formas legales de recuperarlos. En el gobierno de Macri, con la repatriación de fondos a través de una ley de Sinceramiento Fiscal o “blanqueo de capitales”, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), informó que se recaudaron $149.000 millones (unos u$s9.522 millones), un 54% en el exterior (EEUU, Suiza, Uruguay e Islas Vírgenes Británicas) y el resto en bienes ubicados en Argentina.
Sergio Massa, siendo ministro de Economía intentó repatriar fondos fugados a EEUU y firmó un acuerdo con Marc Stanley, embajador de Estados Unidos, para intercambio automático de información fiscal de cuentas que los ciudadanos argentinos tienen en aquel país. Entonces, Massa dijo que “el buen funcionamiento del Estado es imposible si quienes se benefician con actividades en nuestro país no pagan lo que les corresponde”.
También es necesario recordar que desde el bloque Frente de Todos del Senado, así denominado el hoy Unión por la Patria, se elaboró y presentó un proyecto para determinar los tenedores de dólares (no declarados) que ingresaron después del crédito del FMI al gobierno de Macri que no quedó en el país. Ese proyecto no prosperó.
Milei va por los colchones
En ocasión de un debate pre-eleccionario, el excandidato Sergio Massa acusó a Milei de pretender “manotear el dinero de los ahorristas”. El ahora presidente lo desmintió y respondió que no haría un plan Bonex sino por demanda del mercado.
Es cierto, parece que no será por apropiación y los argentinos ya comenzaron a sacarlos del “colchón” para mantener el nivel de vida a causa del ajuste y la autoinfligida inflación del libertario. Los datos del BCRA conocidos esta semana, indican que desde principios de año hubo 405.000 personas que vendieron dólares al tipo de cambio oficial, mientras que 233.000 salieron a comprar. Con pérdida para el ahorrista, los venden a 800 y los compraron a más de mil. En 21 años, solo en cinco oportunidades hubo más vendedores que compradores. Mil por ciento subió la venta.
La novedad, económicamente es buena, ya que aleja la presión sobre el dólar que paró de subir, pero otros medidas económicas ponen en duda su efectividad. El desafío estará en si se expandirá la cantidad de vendedores y si las empresas sacarán los suyos para invertirlos que es el desafío del libertario.
¿Por qué tanto interés en el ahorro de los argentinos? Como se dijo, todos los gobiernos se interesan en los ahorros de los argentinos (o de los que pueden ahorrar). Raro fenómeno en una Argentina en permanente crisis. Pero, bueno ese es otro debate, lo cierto es que Milei se los está pidiendo para salvar su gobierno.
Los dólares acumulados en los “colchones” -comprensible en un contexto de desconfianza en la política e inestabilidad económica- son arma de doble filo. Los gobiernos neoliberales se los apropian a la fuerza. Si los ahorristas logran invertirlos en gobiernos populistas/progresistas vuelven a perderlos en cada ciclo liberal con golpes de mercado u otra modalidad que impulsa el modelo económico de concentración de riqueza.
No son pocos los del colchón
Los dólares que tienen los argentinos no son pocos por eso el interés. Hay casi u$s 430.000 millones en el exterior, el doble de la deuda externa, que es 285.951 millones de dólares y no tan alejado del PIB (Producto Interno Bruto) del año pasado, calculado en 621.830 millones de dólares estadounidenses. Todos datos del INDEC. Hay US$264.948 millones fuera del sistema, según datos del segundo trimestre de 2023. Están guardados en cajas de seguridad o “en el colchón”. Entre los fugados y el “colchón” hacen un PIB (riqueza producida en el país que no se queda aquí o que los argentinos tienen bajo llave sin producir).
No hay cifras coincidentes en cuánto necesita Milei para dolarizar o para acomodar la macroeconomía. Unos dicen 40 mil millones, otros 30 y hasta 12 mil millones. En los últimos días dijo que si el FMI le da 15 mil millones puede avanzar con la “normalización” económica del país. Parece que no se los dará, por eso viró hacia los ahorros de los argentinos que sobran para sacar adelante el país o sea que sigue siendo “con la nuestra”.
Lo insólito es que los dólares que están adentro y afuera del país alcanzan para que Milei dolarice, pague la deuda externa y sobran. ¿Será tan así? ¿Por qué acumular tanto a costa del crecimiento del país?
Inacción o tolerancia democrática
En tanto, Milei sigue gobernando con el DNU N°70/2023 para sostener el déficit cero a costa del trabajo y los salarios. Diputados y senadores opositores gritan a viva voz inconstitucionalidad, daño al Estado y nefastas consecuencias a la producción; legisladores propios y aliados divagan y entre todos tienen paralizado el Congreso.
Los gobernadores tampoco avanzan mucho. En estos días se reunió el Consejo Regional del Norte Grande con los diez mandatarios del NEA y NOA e invitaron al ministro de Interior, Guillermo Francos con una interesante agenda: FONID subsidios al transporte y energía, obras públicas nacionales, corredores bioceánicos–proyectos de infraestructura; energía solar, reversión gasoducto Norte y gasoducto Norte-Norte; programa Incluir Salud, por medicamentos oncológicos, tratamiento del VIH, trasplantes y diálisis y deudas consenso fiscal 2023.
El representante de Milei solo aseguró que el gasoducto del norte podría concretarse este año. Nada más. Después pidió el respaldo de la provincia a la ley Bases para generar crecimiento, a través de esta norma que permita ofrecer garantías para captar inversores y desarrollar las potencialidades del país.
El gobernador Quintela insistió con “no queremos imposiciones, esperamos que haya voluntad para resolver los problemas. Es importante que cada una de las provincias podamos conversar los temas que nos perjudican y encontrar soluciones”.
Despidos
Setenta mil despedidos anunció Milei en el mismo foro donde le pidió a los argentinos que aporten sus dólares. El fin de semana santo fue un calvario -como la celebración cristiana- para cientos de trabajadores del Estado que recibieron el telegrama de rescisión del contrato laboral.
Cuando el presidente pidió a los argentinos que saquen sus dólares, nada dijo de los fondos en el extranjero. No son los trabajadores ni los empresarios de PyMES, ni cooperativas o emprendedores los que se llevan los dólares afuera. Son unos pocos, como el quinto hombre más rico de Argentina, el petrolero Alejandro Bulgheroni, cuya empresa tuvo muy buena rentabilidad el último año, quien tuvo la osadía de afirmar que “no hay otra forma de salir que no sea con dolor”. Se lo dice al que perdió su trabajo, al jubilado cuyos haberes cargan con la mayor parte del ajuste; a comerciantes que no venden; a PyMES obligadas a producir menos; a los vulnerables que no reciben medicamentos ni asistencia social…
Líderes mundiales de todos los ámbitos y la Organización de Naciones Unidas (ONU) han propuesto hace tiempo un impuesto a la riqueza, incluso “un impuesto global a los súper-ricos” para afrontar las desigualdades sociales. Hasta Rodrigo Valdés director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, que asistió con Milei al foro mencionado, pidió que “el peso del ajuste no caiga desproporcionadamente sobre las familias trabajadoras”.