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Massa contra especuladores

Los hechos electorales se multiplican, pocos dominan la campaña rumbo al balotaje del 19. Para Unión por la Patria, el desafío de recuperar votos; La Libertad Avanza retener los propios -detonados tras el acuerdo con la casta- y sumar los de Juntos por el Cambio tras el acuerdo con Bullrich con un radicalismo neutral y aliados libertarios que amenazan con romper la alianza.



Un tercer hecho fueron las operaciones especulativas contra Massa que ponen en jaque “el bolsillo” de los argentinos. Ese panorama se extiende a todo el país, mientras las provincias juegan internamente con sus propias realidades políticas y sociales.

Ricardo Quintela, convocó unos 500 dirigentes de toda la provincia para diseñar la campaña para el balotaje. Aunque poco y nada pudieron aportar los representantes departamentales -sostén del triunfo de Unión por la Patria en la general-, lo cierto es que todos salieron dispuestos a conseguir una diferencia más que importante sobre La Libertad Avanza que, si bien perdió en la provincia, sumó más votos el domingo 22.

El encuentro fue al mediodía del lunes 30, en el salón Las Pircas, del edificio La Stanza de la familia Azzarelli, camino al aeropuerto Almonacid, acostumbrado a grandes eventos gastronómicos esta vez ofreció “una picada” frugal a los asistentes.

Entre los numerosos temas que se abordaron, -con Quintela casi único orador-, estuvo un análisis de los resultados, con gráficos incluidos, datos muy significativos y dramáticos, en algunos casos, por lo que el llamado a reforzar la militancia fue el principal pedido. Otro tema fue poner al frente de la campaña a los intendentes y diputados provinciales electos o reelectos que, si bien asumirán recién en diciembre, se considera que son los más interesados en que gane Unión por la Patria. Los electos, habrían sido los que se desligaron el domingo 22.

La modalidad apuntará a revisar el padrón, identificar a los que votaron a la oposición, especialmente radicales y a los no fueron a votar y visitarlos casa por casa con el discurso de los dos modelos políticos en juego y sobre todo si gana La Libertad Avanza con la eliminación de la coparticipación.

La movilización será otro punto central. Se trata de volver a épocas en que cada militante ponía hasta su propio vehículo, para llevar al amigo, vecino o pariente a votar o los militantes de su barrio para que no suceda lo de las PASO y la general cuando mermó significativamente esta tradición peronista. Claro que, según se vio en las dos últimas elecciones, no hubo reparto de vales para combustible ni bolsones para atraer a unos y otros.

Militar al peronismo

No será fácil para la militancia de Unión por la Patria enfrentarse con el discurso libertario que culpa a un supuesto excesivo control del Estado sobre la vida social, económica y cultural de la sociedad, al responsable de la crisis que vive el país. Les será casi imposible convencer a ese sector de la sociedad que se maneja dentro de una economía en negro por fuera del Estado, que rechaza pagar impuestos (aunque use servicios de energía, transporte, gas, agua, red vial, etc construidas por el Estado con impuestos) y que está convencido que la riqueza que crea es de su exclusivo uso y que no tiene por qué compartirlo con otro.

Tampoco con quienes adhieren a la consigna contra “la casta”, ergo la dirigencia política a la que ve enriquecida (“tienen 4x4, hijos con motos, se roban todo”); acomodada (nepotismo: cargos a la familia); corrupta (coimas, negocios, etc); con nivel de vida superior al común de la gente; que se eligen “siempre los mismos” por no dejar participar a otros, etc, etc. Este sector, conformado en general por jóvenes “son los más difíciles de convencer, están muy cerrados contra los políticos; resentidos porque no les dieron un cargo, cemento, block para terminar la casa o una erradicación de ranchos o no terminaron la obra del barrio”, según el crudo relato de un joven militante que ya lleva dos o tres elecciones sobre su hombro y ve muy complicada la tarea.

Otros militan con una mirada más autocrítica y preguntando qué políticas les gustaría cambiar entre las que sostiene el peronismo. Una manera de empatizar con aquellos a los que buscan convencer e involucrándolos en la solución o en el análisis de los riesgos de un Estado ausente.

En un tono de autocrítica más pedagógica están los militantes que se responsabilizan a sí mismos como generación millennial (nacidos en los 80 y adultos en el segundo milenio) que no supieron transmitir -por ser los herederos- de quienes lucharon por recuperar la democracia y sostener los principios de soberanía política, independencia económica y justicia social. La escuela -aseguran- contribuyó con una enseñanza de la historia “lavada”, acrítica, sin debate de ideas.

Otro comprometido militante de Unión por la Patria confesó que entiende a los jóvenes, son rebeldes por naturaleza “nosotros en su momento fuimos transgresores cuando apostamos a Néstor Kirchner” ahora ellos “sin miedo a equivocarse apuestan a cambiar un modelo de país que les parece agotado”, aún con la incertidumbre de lo que ofrecen los libertarios sea posible o sea garantía de cambio.

Sin duda que militar al peronismo se complica aún más por la situación económica y porque se viven épocas de desideologización y una oferta tecnológico-económico-comunicacional global que promete alcanzar el bienestar y la felicidad individual, sin preguntarse cómo acceder a ella.

Con números en mano

En Las Pircas se pidió redoblar esfuerzos para incrementar la diferencia y consolidar la victoria del 22, para eso se analizaron resultados y se advirtió que las encuestas no eran favorables. La militancia salió dispuesta a enfrentar el desafío con los números en la mano para saber adónde buscar votos.

La remontada de Unión por la Patria fue significativa, pero los números muestran que si bien recuperaron unos 37 mil votos en toda la provincia; los libertarios sumaron 20 mil más manteniendo su dominio sobre Capital y Chilecito. ¿De dónde salieron esos votos? En su mayoría de 40 mil ciudadanos más que votaron y que no habían ido a las PASO.

Si, entre las dos primeras fuerzas, sumaron 57 mil, no queda duda que JxC aportó los diez mil que perdió entre las PASO y la general más otras fuerzas minoritarias que se quedaron en las PASO.

En síntesis, al peronismo le queda buscar votos entre los 28 mil electores que le quedaron a la alianza Cambiemos. Ahí, el reparto estará dividido, muchos se irán a LLA porque adhieren a las políticas que planteaba Bullrich y quedan en duda los radicales declarados neutrales con doble mensaje. Parte de la dirigencia riojana de la centenaria UCR son muy críticos de Milei, por lo que será la militancia radical la que decida por su cuenta, salvo ciertas señales de la dirigencia que trajeron a la memoria al expresidente Alfonsín que dijo que su límite era la derecha y que la derecha era Macri, precisamente el aliado de Milei. ¿Qué harán los seguidores de Felipe Álvarez que aliado a JxC supo cosechar 70 mil votos en mayo?

La otra fuerza política que deja disponible 20 mil votos es “Hacemos por Nuestro País” del gobernador cordobés Schiaretti que todavía no se pronunció respecto al balojate -diputados, intendentes y dirigentes cordobeses del peronismo ya anunciaron que votarán a Massa-; y acá en La Rioja, parte de esos votos responden al exintendente Paredes Urquiza por lo que será interesante saber cuál será su pronunciamiento, aunque parte de sus candidatos se pronunciaran anticipadamente a favor de Massa.

Otra parte del electorado donde podrá buscar más votos el peronismo está entre 62 mil que no fueron a votar el 22, tarea mucho más complicada porque los porcentajes de participación en las últimas diez elecciones muestran que nunca fueron a votar.

De todas maneras, la dirigencia, poco o nada pueden incidir sobre una ciudadanía que, en estos últimos tiempos, ha mostrado tener vuelo político propio.

Interna propia

La Libertad Avanza también tiene que sumar votos para superar la derrota del 22 de octubre e irá por los mismos electores, con el serio riesgo de perder votos por aliarse con Juntos por el Cambio, “la casta” misma y dejar de lado el “romper todo”; moderar el discurso, tono de voz y hasta menguar su presencia televisiva para evitar desbordes.  En el medio, la dirigencia macrista insiste en que cogobernará con Milei en caso de ganar, ratificando el acuerdo de doce puntos dado a conocer por Bullrich, que rechaza la dolarización y el cierre del Banco Central. Milei emitió un video con propuestas moderadas y un “viva la libertad carajo” apenas audible, pero dos o tres días después aseguró que no negociará ni la dolarización ni “quemar” el Banco Central. Así de incierto es el panorama en la agrupación libertaria.

Operaciones electorales

Unión por la Patria, tiene un panorama cada vez más complicado, con un Sergio Massa más dispuesto a denunciar las operaciones electorales de sectores económicos concentrados que atentan contra la estabilidad económica y el triunfo del peronismo en el balotaje.

A la embestida contra el dólar que finalmente no surtió efecto y, es más, otros valores financieros se mantuvieron estables o favorables a la economía, apareció la amenaza de desabastecimiento de combustibles.

Massa puso límites y advirtió a los especuladores que “si el martes (2) a las 12 de la noche no está resuelto el abastecimiento de combustibles, desde el miércoles no van a poder sacar un barco de exportación”. La advertencia fue para las petroleras a las que acusó de retener combustible para forzar un aumento de precios.

En la semana, los camiones comenzaron a circular por las rutas del país y tal como dijo el titular de la Confederación Argentina de Trabajadores y Empleados de los Hidrocarburos, Energía, Combustibles, Derivados y Afines (Catheda), Guillermo Pereyra

“había que pegarle al chancho para que apareciera el dueño” y aparecieron las petroleras normalizando la distribución.

La decisión de Massa cosechó adhesiones resaltando el compromiso y capacidad para enfrentar el conflicto, pero las extensas colas y las horas de espera para cargar combustible acrecentaron las críticas opositoras.

El Gobierno riojano también reaccionó ante el conflicto y organizó la distribución y hasta sancionó a dos estaciones de servicio de la Capital por irregularidades.

Hasta el balotaje, Milei seguirá debatiéndose en sus propias contradicciones; mientras Massa espera el próximo ataque especulativo con el que se intentará frenar su llegada a la presidencia.