Cinco artistas plásticos del barrio de Quinquela Martín fueron invitados a pintar en una ciudad portuaria de Inglaterra. Eligieron postales de ambos pueblos y no se olvidaron de nuestras islas en el Atlántico Sur.
Hay tangueros y faroles, sapos croando, conventillos y candombe y los omnipresentes colores azul y oro. En el otro extremo damas tomando el té, postales fabriles y máquinas de coser. Entre unas imágenes y otras: dos puentes que hermanan a ambas localidades: La Boca, en la Ciudad de Buenos Aires, y Stokport, en el Gran Manchester, Inglaterra. Pero, como corresponde a un grupo de artistas que conciben el arte como un modo de generar lazos pero también de reivindicar identidades, no faltan las Islas Malvinas, de este lado del Atlántico.
La avanzada que llenó de postales porteñas una extensa pared gris en un pueblo portuario inglés está compuesta por cinco artistas argentinos, boquenses para más datos, que la semana pasada viajaron a Manchester para reproducir allí imágenes similares a las que ya le habían regalaron a los paredones de su barrio.
“Sophie y John Macaulay, una pareja de artistas ingleses que vinieron a La Boca quedaron fascinados con los murales de nuestro barrio y quisieron que el arte de estos pagos llegue a esa ciudad industrial que además es un centro cultural y deportivo”, cuenta Omar Gasparini, uno de los que lideró la avanzada del color en tierras inglesas. El artista precisa que la obra tiene 80 metros de largo por cinco de ancho.
Su colega Alejandra Fenochio cuenta que los turistas ingleses de Stockport recorrieron La Boca y soñaron con embellecer su ciudad con las pinturas que veían en las paredes del barrio de las orillas del Riachuelo. “Acá hay mucha tradición muralista y gráfica. Algunos murales, como los de “Gaspa”, representando a los boquense y su historia, y otros como los de Pato, Melina, Eva y yo denunciando los procesos de expulsión, gentrificacion que sufre el barrio y homenajeando a figuras representantes de la cultura y las luchas populares”, detalla la artista.
“Gaspa” es Omar Gasparini, “Pato", Patricia Salatino y Melina (Lluvia) y Eva (Luna Maissa) y todos son los integrantes de la expedición.
Antes de aceptar el convite e irse al viaje que duró unos 10 días, los artistas investigaron la historia y las características de Stockport, un pueblo de más de 130 mil habitantes que creció como puerto comercial para el transporte de las confecciones que se hacían en la industrial Manchester, la tercera ciudad de Inglaterra, con una historia muy rica que se remonta a la época romana.
“Stockport fue una ciudad que creció con la revolución industrial y quedó pequeña. Pero los habitantes recuerdan los oficios que acompañaron el proceso y quisimos retratarlos en el mural. Aquí hubo y hay alambradores, soldadores, costureras, reparadores y revendedores de cosas en desuso”, cuenta Patricia Salatino quien jamás había viajado al Viejo Mundo pero prefirió quedarse descansando con su hija Catalina cuando sus compañeros recorrieron Manchester.
Los primeros días la avanzada argentina se hospedó en un dúplex en una calle empedrada, cerca de Gris Studios, el espacio cultural que coordinan John y Sophie, la pareja que organizó la aventura. Desde allí planearon el mural que iba a ocupar una gran pared de concreto gris. “Está en una calle muy emblemática. Para los habitantes del lugar trae mala suerte ya que allí se estrelló un avión en la década del sesenta y todos sus pasajeros murieron”, recuerda Salatino y luego asegura: “Los colores de la Boca le van a cambiar la energía y lo notamos ni bien empezamos a pintar”.
Según cuentan los artistas, los vecinos de Stockport se acercaron a conversar con ellos y les llevaron comida para demostrar la alegría por tenerlos embelleciendo la zona. “Todos llegamos cargados de contradicciones por la historia del colonialismo que nos atraviesa y por las heridas aún abiertas por la Guerra del Atlántico Sur”, confiesan.
Por eso, fue inevitable que entre los trazos que ilustran los dos puentes y los habitantes de uno y otro lado estuviesen presentes las islas que fueron el escenario del conflicto entre ambas naciones. Así lo cuenta Eva Luna Maissa:
“Separamos el mural en dos partes: de un lado el puente de La Boca con su iconografía: los milongueros, la murga, los animales típicos y la gente tomando mate y del otro, los ingleses tomando té, las costureras y la fauna de esta zona. También pusimos las Malvinas, del lado argentino, obviamente”.
Luego insiste: “No íbamos a venir a Inglaterra a pintar si no pintábamos las islas. La gente que pasaba se sorprendía de que las hubiésemos pintado del lado argentino. Algunos se rieron, pero son nuestras y quedaron de nuestro lado”.
La artista que no conocía Manchester -ni siquiera había pisado Europa- reconoce que tenía un “nivel de prejuicio importantísimo” pero se sorprendió de la amabilidad y solidaridad de la gente de Stockport.
“Con la imagen de esos dos puentes uniéndose estas dos porciones industriales y húmedas del mundo quisimos tender lazos entre las dos comunidades, independientemente de lo que han hecho los sucesivos gobiernos- apunta otra de las pintoras, Melina Lluvia- Fue muy emocionante recibir el cariño de la gente que se acercó a ver cómo pintábamos y luego compartir charlas y ratos libres con ellos”.
Terminado el trabajo, algunos se quedaron paseando por Londres y otros, ya están de vuelta en La Boca. Pero todos dejaron su huella en las paredes de ese puerto lejano.
Fuente: Télam