Diario El Independiente || Edición Digital
Skip to main content

Voluntad Póstuma del Dr. Joaquín Víctor González. El Centenario de su nacimiento

En 1963 se cumplían cien años del nacimiento del Dr. Joaquín V. González y cuarenta de su muerte. El gobierno del Presidente Íllia preparó homenajes. Llegaron al bolsón de Chilecito, representantes de todo el Mundo y de Argentina en su totalidad.



Al término de los mismos, el Dr. José María Peco, Presidente de la Universidad Nacional de La Plata, invitó a las Delegaciones a una reunión de despedida en Samay Huasi.

 Al finalizar esa reunión el Dr. Peco, preguntó a mi padre el poeta Alberto G. Ocampo si él, como discípulo del Dr, González, “conocía cuál era la voluntad póstuma del Prócer sobre el descanso de sus restos mortales”.

 Ocampo meditó un momento ante el silencio respetuoso de los presentes. Luego se puso de pie y recitó con su voz pausada, clara, suave y penetrante, un soneto del Dr. González que dice así:

La urna vacía

                                    Como una tela inmensa de extinguidas arañas,

                                    tendida entre dos cerros como un pendón cautivo,

                                    se dilatan los pliegues de mi valle nativo

                                    que historian mil girones de ignoradas hazañas.

 

                                    Allá, como un remiendo de artífices extrañas,

                                    entre una tapia mustia y un sauce pensativo,

                                    el cementerio cuenta para el enjambre vivo

                                    el romance del otro que duerme en sus entrañas.

 

                                    En la cripta de piedra de líneas taciturnas,

                                    con amor de santuario yo conservo tres urnas,

                                    dos con caros despojos, la tercera vacía:

 

                                    “Padre”, “madre”... ¿Y la otra? ¿La tercera está borrada?

                                    La ecuación está trunca, mas la cifra está hallada:

                                    Esperadme; ya parto; voy a grabar la mía!

 

Voluntad Póstuma

 Después de un prolongado aplauso continuó: “El poema fue escrito el 2 de Marzo de 1920, según su hijo Alberto y tal como figura en la edición de sus obras completas. Mi sentido común me dice que no soy quién para analizar, pero, no hay duda de que, en el soneto, las dos cuartetas primeras son descriptivas del bolsón de Chilecito; en tanto, que los dos últimos tercetos son narrativos de un suceso ya ocurrido – en el primer terceto - que expre­san con claridad que se trata del Cementerio de Chilecito, donde descansan los restos de su padre y madre. En cambio – en el segundo terceto - el hecho va a producirse en 1923, su deceso. Allí está, entre su padre y su madre, en el Cementerio de Chilecito. Profundamente cristiano: “Donde dos o tres se reuniesen en su nombre, allí estará Jesucristo, según el Evangelio, y su Oración a la Fraternidad Universal”.

 Con, humildad, mientras no se demuestre con prue­bas como el carbono14, o caligráficas, u otras científicas que se hayan descubierto, que puedan enfrentar a la razón, superiores a "LA URNA VACÍA", sigo pensando como mi padre que falleció en la primavera de 1979. Esta es mi simple colaboración para un estudio serio de la voluntad póstuma del Gran Maestro de mi padre. Recor­dando aquella otra oración de Jesús en el Evangelio: “Dejad que los muertos entierren a sus muertos". Para finalizar, recuerdo que el Dr. Peco regre­só a la ciudad de La Plata sin ordenar el traslado de los restos del Dr. González a Samay Huasi, a pesar de haber traído los materiales para hacerlo, después de haber escuchado a mi padre, el poeta Ocampo.

Dr. Samuel Feliz Ángel Ocampo

Especial para EL INDEPENDIENTE de La Rioja

En Córdoba, a los 23 días del mes de Diciembre de 2007.