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De traiciones y lealtades

El diputado Miguel A. Pichetto, otrora columna vertebral del peronismo en el Congreso, hoy con bloque propio, aseguró que tenía una visión crítica del DNU para negociar con el FMI, sin embargo, a la hora de votar, apoyó al gobierno libertario.



Marcela Pagano, periodista libertaria, cuestionó la gestión de Martín Menem, lo vinculó a la estafa de la cripto, lo acusó de “fascista” y hasta de corrupción, pero dio su voto afirmativo al DNU/FMI.

Dos ejemplos de la incongruencia, las contradicciones con que se expresa la política de estos tiempos en Argentina. No escapan a estas incoherencias otros partidos, Unión Cívica Radical, Coalición Cívica y el opositor mayoritario Unión por la Patria que no registró votos afirmativos, pero sí ausencias y/o abstenciones, cuya justificación en momentos claves, no encuentran fundamentos.

Las redes sociales no son tan condescendientes, tampoco al interior de los partidos que califican a estos dirigentes de traidores. Es la palabra que más se escucha, escribe o marca tendencia. También la usó el presidente de la Nación, en Corrientes, en febrero de este año, para descalificar al diputado Ricardo López Murphy al que acusó de “traidor” a las ideas liberales, porque le dijo “nazi” y “kirchnerista de buenos modales”. Este miércoles, López Murphy se ausentó del Congreso porque no se animó a votar contra el DNU/FMI. Días antes, había criticado el endeudamiento.

Hubo varios más que mostraron contradicciones. El discurso del cordobés Rodrigo de Loredo (UCR) fue por demás desopilante. Además de argumentar que había que apoyarlo ahora para evitar que el decreto se empantane en Senadores reconoció que los dólares a recibir eran “un pulmotor” y que hay “muchos reparos” constitucionales. Ante tantas inconsistencias no faltó quienes especularan con un intercambio de favores que le otorgarían a la UCR cordobesa los primeros lugares en la lista libertaria para octubre.

No pasaron ni diez días que Lilita Carrió de la Coalición Cívica criticara al gobierno nacional por designar jueces por decreto, de estafa piramidal con la cripto moneda, de hacer desaparecer a la clase media y de señalar a Karina Milei como cajera del sector hasta que ordenó a sus diputados votar a favor del DNU/FMI. El diputado orador anunció que será “la última vez que le apruebo un DNU al Gobierno”, así de desprestigiados están los DNU del gobierno, pero lo mismo los aprueban.

Los que se abstuvieron, fue otro caso de incongruencia. Florencio Randazzo, ex ministro del gobierno de CFK, quien al no conseguir el apoyo de la entonces jefa de Estado para ser candidato a presidente se alejó por completo del sector, ahora aseguró que “no se puede votar un decreto clave sobre el FMI, sin información. El Gobierno decide ocultarla y quiere que el Congreso convalide a ciegas. Así no funciona la democracia”. No votó, se abstuvo.

También la ex libertaria, la diputada mendocina Lourdes Arrieta, ex oficialista, con su monobloque "Fuerzas del Cielo-Espacio Liberal" citó al propio Milei para rechazar la toma de deuda con el FMI. No votó, se abstuvo y así muchos legisladores más.

No menos incongruencias mostraron los ausentes, especialmente de Unión de la Patria donde hubo seis. Cuatro de ellos se ausentaron porque responden al gobernador Jalil de Catamarca, aliado de Milei, al que, según el jefe de Gabinete riojano, Juan Luna, en comparación con La Rioja, le envían más fondos. La de Entre Ríos que se pronunció en redes contra el DNU no explicó porque se ausentó. ¿Desleales con sus propias ideas?

En el peronismo

Donde también se habla mucho de traición es el peronismo, un movimiento político donde la lealtad es un concepto fundante. Tiene día propio, el 17 de octubre. El antropólogo social Fernando Alberto Balbi, autor del libro "De leales, desleales y traidores", publicado por la Editorial Antropofagia, explora los sentidos asociados a la lealtad y analiza por qué esta noción todavía ocupa un lugar en ciertas formas de hacer política. Sostiene que la lealtad es donde “deberían asentarse todas las relaciones entre peronistas y como la fuente de su unidad de propósitos, es decir, de su capacidad de tirar todos para el mismo lado, pase lo que pase y cueste lo que cueste”.

El concepto desarrollado por Balbi parece no estar cumpliéndose en esta oportunidad donde el peronismo, visto desde esa perspectiva y ante tamaña crisis social y económica que vive el país, es prenda de esperanza entre quienes descreen del libre mercado como ordenador de la sociedad y más aún como distribuir equitativo de bienes y servicios.

En ese contexto, el Partido Justicialista no logra elaborar una propuesta de unidad como oposición, menos como propuesta electoral. Tampoco aparece un frente del campo popular que aglutine aspiraciones y la prueba está en CABA donde se votará en mayo. Un distrito adverso al peronismo que tiene mejor posicionado a Leandro Santoro, un dirigente de militancia radical afín al peronismo, aun así, parte del peronismo decidió ir por su cuenta.

Claro que no es tan fácil tratar de traidores a unos y leales a otros. En el peronismo se pueden avizorar por ahora dos grandes sectores con sus particularidades, según la provincia o el líder que los aglutine.

De un lado, el Partido Justicialista nacional conducido por CFK y conformado por sectores del peronismo que reclaman una oposición fuerte ante los libertarios, sin gobernadores dialoguistas y sin diputados que voten leyes claves que habilitan el ajuste y la quita de derechos. Defienden la centralidad de las decisiones en la conducción nacional para evitar que diputados o senadores que llegaron a través del Frente de Todos o Unión por la Patria terminen del lado del oficialismo como ocurrió con el senador de Entre Ríos, Kueider, detenido por contrabando de divisas en Paraguay. Divisas que habría recibido a cambio de votar la ley Bases. Tampoco aceptan que se conformen “peronismos provincianos” como el “cordobesismo”, o partidos locales en Neuquén, Río Negro y ahora Sáenz en Salta que terminan negociando en favor de sus provincias sin tener en cuenta una visión de Nación.

Del otro lado, varios frentes. Hace mucho tiempo que el “cordobesismo peronista” se escindió y en el sur los partidos provinciales son tradicionales aliados del peronismo, pero autónomos. Por otro lado, hay bloques con legisladores peronistas que se fueron como Randazzo, Pichetto, Monzó, Massot, Vega, Vancik de difícil regreso.

El año pasado el gobernador Quintela tomó protagonismo cuando no pudo concretar su proyecto de conducir el PJ nacional. No pasó mucho tiempo que se sumó a cuestionar el liderazgo de CFK y al “centralismo peronista porteño y camporista” como gran parte de los gobernadores y legisladores que se fueron. Le cargan a la expresidenta Insaurralde, Scioli y Alberto Fernández. Se suma ahora la disputa con Kicillof por nominar candidatos y elaborar la estrategia electoral. Claro que, en las encuestas, Cristina es la que más mide fortaleciendo su liderazgo.

El enfrentamiento con Quintela se hizo visible apenas Cristina Fernández asumió en el PJ porque ordenó la intervención de los PJ de Salta y Misiones, dos provincias que apoyaban a Federales, la agrupación nacional quintelista que sigue recorriendo provincias.

Este sector volvió a mover las piezas a mitad de esta semana cuando cuatro senadores anunciaron bloque propio, en un claro desafío a la conducción del peronismo oficialista. Un riojano lo integra, Fernando Rejal, y el nombre elegido no fue neutral: Convicción Federal, como la agrupación Federales de Quintela.

Sorprendió que la senadora riojana Florencia López no se haya sumado. No sería descabellado dejar un poroto en cada sector, pero lo verdaderamente llamativo es que una senadora catamarqueña que responde al gobernador Jalil sea parte del bloque. ¿Acaso una alianza Jalil (aliado del primer día de Milei) y Quintela (opositor del primer día del libertario)? Aunque suene extraño no lo es porque otra de las grandes divisiones es la postura “purista” del peronismo kirchnerista y de izquierda que califica de “traidor” a todo aquel que apoya al libertario. De hecho, sus bases pretenden la expulsión de todos.

Por el contrario, Quintela, pese a oponerse férreamente a las políticas de desguace del Estado y al ajuste a la población acuñó una frase en medio de su disputa con CFK que resume su postura: "si el juego sigue siendo el de señalar traiciones, forzar voluntades e identificar lealtades no vamos a poder construir una nueva esperanza".

Para otra ocasión quedará analizar si es posible que peronistas que apoyan políticas libertarias y de libre mercado, podrán consensuar con quienes enarbolan una Constitución provincial centrada en otorgar plenos derechos sociales, culturales y económicos.

En tanto, traiciones y lealtades van a quedar de lado porque urge conformar listas para las próximas elecciones provinciales que, están ahí, a la vuelta de la esquina. En menos de 40 días serán en Salta; en 50 días Jujuy, Chaco, San Luis y CABA. En junio, Santa Fe.

Por ahora, La Rioja sigue expectante por la fecha que elegirá el gobernador Quintela que no afrontaría una división del peronismo ni una fuerte oposición de candidatos libertarios sino de un electorado -también contradictorio- que, goza y reclama beneficios del Estado, pero vota por quien lo quiere eliminar.