
El experimentado futbolista dio su crudo testimonio sobre su salud mental y generó un gran impacto entre los fanáticos. Tomaba dos pastillas por día, reveló..
Se trata de Alejandro Donatti, defensor central de 38 años que actualmente se encuentra sin club. El Flaco formó parte de grandes equipos en el fútbol argentino, peleó campeonatos, pero tuvo un momento en el que necesitó ayuda profesional.
Durante su paso por San Lorenzo, el futbolista sufrió una fuerte depresión que lo llevó a tener pensamientos complejos. “Yo no hablo con nadie, nunca hablé con nadie ni nada, nunca hablé con nadie, no fui de hablar. Y llegó un punto en que estaba en mi casa en Buenos Aires y mi mujer me veía mal, me veía mal, hasta que llorando llamé al psicólogo de San Lorenzo“, contó en TNT Sports.
El pedido de ayuda fue directo: “Le dije que no aguantaba más la cabeza, que tenía miedo, porque pensaba boludeces. Y estaban mis hijos y mi mujer”.
Además, el Flaco comentó que una frase de su esposa lo hizo reaccionar en medio de su situación y se le quedó grabada: “Siempre me quedó en la cabeza un día que mi mujer salió y me dice, ‘si haces alguna pelotudez es porque sos un cagón’. Porque me veía todo el tiempo mal, mal y mal”.
En su crudo relato, Donatti contó qué era lo que pensaba en esos momentos difíciles y generó un gran impacto: “En un momento empezó la cabeza, por ahí en el día, una vez al día, pensaba cosas boludeces y después se iba incrementando”.
Afortunadamente, el defensor pidió ayuda en un momento de mucha necesidad y salió adelante: “Lo llamé al psicólogo y me dijo, ‘¿qué te pasa? Ya te hago hablar con un psiquiatra'. Ahí me diagnosticaron que tenía depresión avanzada". Luego de su diagnóstico, el ex-Rosario Central contó que “tomaba dos pastillas y ellos me llamaban todos los días”.
Si bien afirmó que fue duro, pudo salir de esa situación: “Costó, costó, pero gracias a Dios salí. Yo me di cuenta cuando me iba a practicar a San Lorenzo, ahí más o menos a la altura de la cancha de Vélez por la 25 (de Mayo), estaba el corazón con todo, parecía que se me iba a salir. Y después empezaron las boludeces en la cabeza, ya la cabeza se iba, se disparaba y pensaba cualquier pelotudez”.
Y sentenció desde su experiencia: “Yo a veces hablaba y toda mi vida pensé y decía, ‘la gente es depresiva, que hace alguna pavada o algo, no ve los hijos, ¿cómo va a hacer esa boludez o va a pensar en boludeces si tiene hijos chicos? Y te puedo asegurar que se te traba la cabeza y ves a tu hijo pasar y no, está trabada la cabeza”.