
La Lucha federal tuvo una digna participación de mujeres riojanas y otros pueblos. La derrota en Pozo de Vargas es un dolor y bisagra en nuestra historia.
Por Víctor Contreras
Terminada la batalla, el Ejército Nacional –invasor- comandado por Antonino Taboada saquea la ciudad. Regresa a Santiago del Estero, llevándose “todo aquello que fue de fácil transporte hasta su provincia; como animales vacunos, caballares, mulares y yeguarizos; asnal, ovino, cabrío, porcino; trebejos y utensilios en general; como ollas de hierro, planchas, azadones, pavas, teteras, parrillas, trébedes, frazadas, cobijas, lana de colchones y almohadas; y hasta hombres y mujeres, que fueron conducidos con esposas y grilletes…” 1.
Escribe Manuel Gregorio Mercado:
“Por un instante volvamos nuevamente la mirada sobre los escarmientos aplicados al poblador riojano para matarle cuanto queda de valor en su corazón aguerrido: como consecuencia de la batalla del Pozo de Vargas, Natanael Morcillo, Juez Federal, reclama ante Taboada, en 1868, la entrega de las señoras y señoritas apresadas juntamente con menores de edad que fueron conducidas a la cárcel del Bracho, en Santiago del Estero (…).
Es claro, nadie olvida que fueron ellos mismos quienes abrieron las primeras casas de tolerancia en el barrio de Pango, para deleite de su soldadesca, con mujeres riojanas, cuyos padres, esposos o hermanos estaban peleando contra los invasores.
De ese modo, las señoras Fulgencia de Contreras, Dolores de Vargas y las señoritas Dolores Díaz, Micaela Abrego y Dolores Andrada, recibieron entre muchas, castigos horribles, acusándolas de poner en peligro el orden nacional que estaba en custodia del General en jefe del Ejército del Norte, don Antonino Taboada, por orden de Mitre” 2.
“Al respecto, es elocuente la nota que Taboada dirigiera al Juez Federal de La Rioja que había reclamado la libertad de las “desterradas” en “El Bracho”:
“General en jefe del Ejército del Norte- Cuartel General, Catamarca, 7 de febrero de 1868. Al señor juez de sección La Rioja, doctor Natanael Morcillo: Contesto a la nota fecha 26 del ppdo, que V. S. se ha servido dirigirme, reclamando a Dolores Díaz (a) “La tigra”, que fue confinada por disposición del Cuartel general, a la frontera de Santiago, por el tiempo suficiente para que su presencia en La Rioja no fuese peligrosa al orden nacional. “(…) La mencionada Dolores Díaz y cinco mujeres más, que fueron confinadas a Santiago del Estero, no han sido sujetas a juicio, ni han sufrido la aplicación mínima de pena, pues solo a V. S. corresponde esta atribución; ellas han sido simplemente trasladadas de un punto a otro de la Republica, en obsequio de la tranquilidad y del orden de una de sus provincias más azotadas por el vandalaje, (…).
He dispuesto anteriormente que todas ellas puedan regresar libremente a esa provincia, donde V. S. puede proceder al enjuiciamiento y castigo de los delitos porque hay proceso. General Antonino Taboada” 3.
En esos años nombrar “el Bracho” era mencionar una zona terrorífica. La prisión, donde estuvieron aquellas mujeres, no tenía alambradas ni cercos. Estaba rodeada de todo tipo de alimañas y animales salvajes lo que hacía imposible una fuga. El Bracho era un centro de tortura. Fuera de ella, una muerte segura.
Cerca del Pozo de Vargas, sobre avenida Alem, en el barrio de Vargas, se levantó un monumento a Dolores Diaz. Homenaje y reivindicación a las mujeres que lucharon por la causa Federal.
1 Revista de la Junta de Historia y Letras de La Rioja, N° 3.
2 Manuel Gregorio Mercado, La degollación del Chacho, Ediciones Theoria, 1966
3 Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde, Felipe Varela Caudillo americano, Ediciones Colihue 2015