El Equipo Técnico de Coordinación de Nutrición destacó que la obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial que puede derivar en otras enfermedades graves. Durante una charla informativa, brindaron recomendaciones y destacaron la importancia de romper con los estigmas asociados a esta condición.
La obesidad se define como una acumulación excesiva de grasa corporal que puede perjudicar la salud. En la mayoría de los casos, esta es una enfermedad de origen multifactorial, causada por entornos obesogénicos, factores psicosociales y variantes genéticas. No se trata simplemente de un problema de apariencia o de peso, sino de una condición de salud seria, que puede aumentar el riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, hipertensión y distintos tipos de cáncer.
Es importante comprender que la obesidad no puede reducirse a causas simplistas, como la falta de ejercicio o una dieta inadecuada. Es el resultado de la interacción de múltiples factores: genéticos, ambientales, psicológicos y culturales, que influyen de manera directa sobre los hábitos de las personas.
En el mundo moderno, vivimos en un entorno que promueve conductas poco saludables, como el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados y altos en calorías, acompañado de un estilo de vida cada vez más sedentario. Estos factores, sumados al estrés constante y a la falta de acceso a recursos de calidad, dificultan que muchas personas mantengan un peso saludable.
¿Cómo podemos hacer frente a este desafío?
Primero, es necesario romper con los estigmas asociados a la obesidad. La vergüenza y la culpa no son soluciones. Al contrario, solo crean barreras que impiden que las personas busquen la ayuda necesaria. En lugar de señalar con el dedo, debemos centrarnos en la empatía, la comprensión y el apoyo. La obesidad no es una elección personal, por lo que su tratamiento debe ser parte de un esfuerzo colectivo que asegure educación adecuada y acceso a recursos para mejorar la salud.
La prevención y el tratamiento de la obesidad requieren un enfoque integral. Este enfoque abarca desde la educación temprana sobre hábitos alimenticios saludables y la promoción del ejercicio físico, hasta la creación de entornos que favorezcan estilos de vida activos y accesibles para toda la población.
La obesidad no es un problema que una sola persona o grupo pueda resolver. Es un desafío colectivo que requiere el compromiso de todos. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar, ya sea en el ámbito familiar, en el lugar de trabajo o en la comunidad. Pequeñas acciones cotidianas, como elegir opciones más saludables, o abogar por mejoras en nuestro entorno, pueden marcar una gran diferencia.
El camino hacia una vida más saludable no se basa en la perfección, sino en el progreso. Cada esfuerzo hacia un estilo de vida más saludable, por pequeño que parezca, puede tener un impacto significativo en nuestra calidad de vida y bienestar.
Los Equipos de Salud están disponibles para brindar un tratamiento integral enfocado en la modificación de hábitos, la prevención del sobrepeso y la obesidad, y la reducción de sus complicaciones. Se recomienda acercarse al centro de salud más cercano para recibir asesoramiento y comenzar un tratamiento adecuado.