Francisco encabezó este sábado la celebración de la Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro, marcando su retorno después de haberse ausentado del Vía Crucis del Coliseo el viernes pasado, en un gesto de precaución por su salud. Su Santidad, quien cumplió 87 años en diciembre, pronunció una emotiva homilía en la que pidió por los pueblos afectados por el sufrimiento y la injusticia.

---

---

 

En la solemnidad que conmemora la espera de la resurrección de Jesús, el Papa Francisco se dirigió a los fieles con una voz firme y clara, tras haber tomado la decisión de no participar en el Vía Crucis del Coliseo para preservar su bienestar físico.

Durante su homilía, el Sumo Pontífice reflexionó sobre las dificultades y los desafíos que enfrentan las personas en su vida cotidiana, comparando las luchas con una pesada losa que puede sofocar el corazón humano. Mencionó pérdidas de seres queridos, fracasos personales, muros de egoísmo e indiferencia, así como la crueldad del odio y la guerra.

En un mensaje de esperanza, el Papa Francisco recordó a los creyentes que Jesús es la luz que guía sus vidas, llevándolos de la oscuridad a la luz y ofreciendo perdón y vida eterna.

Dirigiéndose a los pueblos afectados por la injusticia y el sufrimiento, el Papa pidió que esta noche alejen la desesperación y encuentren fortaleza en la fe y la esperanza.

La ausencia del Papa Francisco en el Vía Crucis del viernes había generado preocupación sobre su estado de salud. Sin embargo, la decisión de preservar su bienestar físico fue tomada para permitirle liderar la Vigilia Pascual y la Misa del Domingo de Pascua con plenitud.

El Papa Francisco, quien con frecuencia se desplaza en silla de ruedas debido a problemas de salud, ha sido sometido a varias intervenciones quirúrgicas y ha enfrentado desafíos de salud en los últimos años. Sin embargo, su compromiso con su labor pastoral y su liderazgo espiritual sigue siendo firme, inspirando a millones de personas en todo el mundo.

---

---

---