Unidad y reorganización
Los quince representantes del PJ riojano que asistieron al Congreso Nacional del peronismo realizado en el microestadio de Ferro, en Buenos Aires, volvieron con el mismo ánimo de unidad, diálogo y consenso que se reflejó en el comunicado final para la recuperación y reorganización del partido tras la dura derrota sufrida en el balotaje del año pasado.
No cuestionaron el liderazgo que ejerce Ricardo Quintela en la provincia, al menos públicamente, pero quedaron marcados por las críticas que escucharon de los congresales bonaerenses que centralizan la necesidad de un cambio de dirigentes y de propuestas del peronismo a un electorado cada vez más lejano.
Los riojanos no se sumaron públicamente a los sectores críticos del peronismo concentrado en CABA o en Buenos Aires, tal como sucede con toda la dirigencia del país, sea de agrupaciones políticas, o de los gobiernos que se instalan en lo que, eufemísticamente, parece ser el centro del país y desde donde todos, dirigencia política, económica y de gobierno, toman decisiones que involucran a la extensa, variada y multicolor geografía de la Argentina.
Siempre el centralismo
El Congreso del PJ no escapó al centralismo porteño y la discusión por establecer las causas de la derrota apuntaron a la dirigencia bonaerense que, es cierto, es la provincia más grande y de mayor peso electoral, pero el peronismo perdió en todo el país y no solo por la dirigencia bonaerense o una agrupación interna que más allá que tuvo responsabilidad, también hay responsabilidad en la dirigencia de todo el país.
En el encuentro de este viernes 22, entre los que hablaron, acertaron al ponerse del lado de cientos de congresales que fueron con otras expectativas, atravesados por la derrota y por una política económica del gobierno nacional que hace mella en la situación laboral, social, salarial y económica de sus representados, ya que fueron elegidos por los afiliados del PJ para hablar en su nombre.
Otros, hablaron de renovación “nuevas caras y propuestas”, nada de eso se planteó porque no surgieron del Congreso ni propuestas ni caras nuevas, solo se expresó la necesidad de buscarlas. Lo de “caras nuevas” es complejo porque un líder o una lideresa no surgen fácilmente aún cuando el peronismo exhibe históricamente destacadas figuras. Hoy no las tiene, quizás porque se abandonó la formación política e ideológica de las nuevas generaciones. Es cierto que la derrota es muy reciente, pero es urgente plantearlo por las graves consecuencias que dejará el desmantelamiento del Estado encarada por los libertarios.
No es momento de internismo
Algunos de los congresales reconocieron que “no estamos tan unidos como queremos hacer creer” pero tampoco es momento para plantear internas y eso se vio reflejado en el documento final cuando se señala que “tenemos tres banderas bien claras: independencia económica, justicia social y soberanía política más un modelo de convivencia social -la comunidad organizada- que debidamente actualizadas y renovadas a las exigencias de esta hora que vive el país y el mundo, nos sacarán de esta situación dramática”.
El gobernador Ricardo Quintela, de los pocos que se enfrentó a las medidas del gobierno libertario que le costó el no envío de recursos del Presupuesto nacional, se instaló días previos en la Capital Federal manteniendo reuniones con dirigentes y funcionarios en lo que parecía ser una especie de preparación para el Congreso partidario. No fue así, pero estuvo en la mesa de conducción con el titular, Gildo Insfrán, junto con los gobernadores Axel Kicillof y Raúl Jalil más los senadores Lucía Corpacci (Catamarca), Juan Manzur(Tucuman), Wado de Pedro (Buenos Aires) y José Neder (Santiago del Estero) y los dirigentes Cristina Álvarez Rodríguez, Fernanda Raverta, Fernando Espinoza, Verónica Magario de Buenos Aires, José Luis Gioja de San Juan y Juan Manuel Olmos de CABA.
No pidió la palabra durante el encuentro, pero posteó en las redes sociales en el mismo sentido del documento final partidario destacando que “nos vemos en la necesidad y la obligación, como dirigentes del Movimiento Nacional Justicialista, de iniciar un trayecto de reorganización que sea capaz de dar respuestas concretas a las necesidades de nuestra gente. Manteniendo un espíritu de diálogo y consenso, abierto y participativo, es que convocamos a todas y todos los miembros de nuestro partido a no bajar los brazos y seguir trabajando por los derechos conquistados y el bienestar popular”.
Unidad y firmeza en legisladores
Un tanto a favor del Congreso, ante la falta de definiciones concretas, sea quizás que aún falta para las elecciones de medio termino, que habrá tiempo para plantear una propuesta política, económica y social innovadora ante los desafíos de electorados nuevos, exigentes y con una visión muy diferente a la que distingue al peronismo. Otra cuestión a favor es que más allá de la derrota, tanto diputados como senadores que son mayoría en ambas cámaras (superados en votaciones por la alianza entre oficialismo y opositores), se han mantenido unidos y firmes contra las políticas libertarias al momento de votar en el Congreso.
Lo ratificó el senador y congresal Fernando Rejal, al termino del Congreso en diálogo con Medios El Independiente al hablar de la fortaleza de los legisladores nacionales del Frente de Todos que “han mantenido la unidad de criterios, prácticamente sin fisuras, respecto a oponerse a las medidas del gobierno nacional y que no se aprueben leyes que atenten con los derechos adquiridos, junto con los gobernadores, con la CGT y los movimientos sociales como partes del movimiento peronista”.
Ausencias y presencias
Solo 470 congresales nacionales del Partido Justicialista (PJ), sobre los 900 convocados, se reunieron en el microestadio del barrio porteño de Caballito, número que llamó la atención, pero no hubo explicaciones claras sobre las causas de las ausencias. Algunos las atribuyeron a la situación que atraviesa el partido por la derrota; otros no lo consideraban controversial porque se sesionó con el quórum requerido; otros a la simultaneidad del congreso del Frente Renovador, aliado al peronismo y cuyo líder es el ex candidato a presidente Sergio Massa que eligió el mismo día, a la misma hora y menos conflicto las autoridades partidarias. Dos riojanos conocidos militan con Massa, el actual ministro de Transporte de la provincia, Ismael Bordagaray, ex intendente de Famatina y Clara Vega, ex senadora. Bordagaray estuvo en Parque Norte-Buenos Aires, y de Clara Vega se desconoce su presencia, pero posteó un vídeo del encuentro. Los dos siguen aliados al quintelismo.
En conclusión, el órgano legislativo del PJ creó una Comisión de Acción Política (CAP) a la que denominó “Para el modelo argentino”, cuyos integrantes serán designados por las autoridades del espacio y conducirán el partido hasta la próxima elección interna, que se convocara posiblemente a fin de año. Interna que se podría poner en duda ya que en general priman las listas de unidad, al menos desde Menem-Cafiero en 1988.
Desguace e insensibilidad
En tanto, los libertarios siguen con las políticas de ajuste duro, sin contemplaciones. El déficit cero, como un dios que exige cada vez más ofrendas humanas, avanza contra el deterioro de las jubilaciones (las más desvalorizadas, por lo tanto el gobierno menos plata necesita para pagarlas), los salarios, los programas sociales, el cierre de organismos del Estado, más recorte de fondos a provincias y municipios, educación con el Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid), universidades y hasta la Ciudad de Buenos Aires vio menguado el envío de recursos.
El superávit cueste lo que cueste sumó quita de subsidios a la energía, pago de las deudas con distribuidoras y transportistas de este gobierno y del anterior; descarte de proyectos de innovación en el sector productivo; toda la obra pública nacional y de las provincias y ni que decir del gasto social restringido desde el mismo momento que asumió Milei.
La falta de empatía del gobierno llega al extremo de no usar fondos destinados en el Presupuesto nacional para damnificados de eventos climáticos que los hubo y muy grandes en estos días. Déficit cero y superávit, dos caras del ajuste, se cumplen a rajatabla y por eso el gobierno puede pagar al FMI la deuda exigida. Una vez más se demuestra que pagarle al FMI, es el principal mal de Argentina.
La Rioja, entre las provincias más perjudicadas suma el cierre o despidos en organismos nacionales como ya ocurrió con el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), ahora el INAFCI (Instituto de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena) que tenía amplia actividad en la zona rural y una decena de riojanos entre los 1200 empleados de la ANSES (Administración Nacional de Seguridad Social) despedidos.
El gobierno de Milei hace el ajuste a escondidas: por las noches vallan los edificios para que al día siguiente no puedan entrar los empleados o les bloquean claves y cuentas virtuales para que no puedan trabajar ni atender al público.