A diferencia de todos los años, en este diciembre los argentinos estamos hablando del futuro y no tanto del año que se va. Y todas las conversaciones parecen teñidas de una experiencia emocional común: esperanza, una cualidad adecuada para tiempos convulsos, en el decir de Tomás de Aquino, para tiempos donde la incertidumbre nos tuvo sumidos hasta casi la última semana del año.
Pero es esperanza, no optimismo. La esperanza incluye la acción, el trabajo que modifique la realidad tal cual se espera. El optimista sólo espera que la realidad se subsuma en su expectativa. La sociedad argentina habla de esperanza al tiempo que se prepara para apoyar, acompañar haciendo. O repeler los ataques, ya comunicados.
Hablar de esperanza en diciembre es considerar al mes un comienzo y no un cierre. Empezar un nuevo ciclo sintiendo que todos entendemos lo mismo cuando nos referimos a la razón que genera esa esperanza.
¿Se trata de la economía? Es posible, pero sin ser economistas, entendemos que se llama esperanza lo que sentimos porque se trata de acciones perfectamente posibles, las que, organizadas de manera diferente nos puede ofrecer un panorama más tranquilizador, sólo por el hecho de nacer de ideas diferentes, que no forman parte de frases hechas que no dicen nada aun cuando pretenden ser muy elocuentes.
¿Se trata de la política? Seguramente. Nuestro accionar diario es político.
La esperanza es un elemento constitutivo de la vida, dice Fromm, es la certeza de que aquello que aún no nace, pero que llegará a nosotros y mejorará nuestras vidas.
Los que ya cargamos con cincuenta años o más, tenemos la certeza de que nuestro país cambia, o puede cambiar, cada cuatro años. Y que hace cuarenta años, el primer discurso de las nuevas autoridades nos perfilaba un rumbo.
Luego llegaron los que no tenían un plan. Y nos invitaban a continuar caminando, aunque sea sin un rumbo.
¿Se trata de lo social? Toda una sociedad está pendiente, aunque nuestra atención no tenga la misma base; en algunos teñida de optimismo, en un 56% y en otras, una atención teñida de temor e incredulidad, con un viraje pintado de inexperiencia, de opinión adolescente, de votantes jóvenes. Expresión que torna la utopía de la concreción en la posibilidad de su realización. Es como acercar un horizonte que parecía tan lejano, anunciable en un primer discurso presidencial.
¿Se trata de la participación en política de outsiders? Sí. Sin el corset de una estructura pre-existente, sin ideas guiadas, estandarizadas, con la frescura de la inexperiencia y la prestancia de una propuesta diferente. Dispuestos a equivocarse pero obstinados en acertar, aprendiendo en el camino de la escucha y la humildad.
Quiero desearle el mayor de los éxitos a la flamante Diputada Riojana María Liliana Medina, que asumirá sus funciones este martes 12 de diciembre de 2023, por su obsecuencia, su perseverancia y su deseo de crecer haciendo aquello que le apasiona y la ocupa desde hace muchos años.
Lic. Blanca Inés Medina