Fue acaso Milei, candidato a presidente por la Libertad Avanza, quien "infló" el valor de la moneda estadounidense para que escalara hasta los 1050 pesos a principios de la semana que pasó, tras haber afirmado que la moneda argentina no tenía ningún valor y que "cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil".
La escalada duró un día, suficiente para acelerar suba de precios, cortar la cadena comercial por falta precios, incentivar el desabastecimiento de productos, presionar sobre las reservas del país y crear incertidumbre en la población. También recomendó deshacerse de los plazos fijos y que el ahorro de los argentinos se pase al dólar, con lo que provocó una andanada de críticas de múltiples sectores.
Es cierto que la cotización bajó y se mantuvo en los 960/980 el resto de la semana, pero la tensión continúa como ocurre en épocas eleccionarias, pero que sea un candidato el que la incentive fue prácticamente inédito, por el contrario, suelen salir a poner paños fríos para evitar una corrida financiera. En este caso, se infló el dólar blue o ilegal “en beneficio propio”.
Las reacciones provinieron de amplios sectores, comenzando por el otro sector opositor, Juntos por el Cambio desde donde se aseguró que el libertario fomenta una corrida cambiaria causando angustia entre los argentinos; también lo cuestionaron las asociaciones de Bancos Argentinos (Adeba), de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (Abappra), de la Banca Especializada (ABE) y de Bancos Argentinos (ABA) que sin mencionarlo reclamaron “responsabilidad, profesionalismo y vocación de servicio”. Dejaron en claro que el sistema financiero argentino es sólido y como muchos economistas descartaron algún tipo de apropiación de los ahorros de los argentinos, pero lo que no dijeron es que todas estas maniobras financieras pueden obligar a una devaluación con la consecuente pérdida de valor del peso y más inflación. Los gremios, especialmente el bancario, calificaron la actitud del candidato de “terrorismo electoral”.
Denuncia e imputación
En tanto, Sergio Massa, candidato del oficialismo y ministro de Economía lograba que se cumpla su promesa de meter presos a los especulares consiguió que varios “arbolitos” fueran detenidos con cientos de miles de dólares. Por su parte, el presidente Alberto Fernández fue más allá e hizo una denuncia penal contra Milei a la que se sumaron una abogada porteña y la misma Patricia Bullrich. Encontró eco en el fiscal federal Franco Picardi que imputó a los dirigentes libertarios Milei, Marra y Romo por el supuesto delito de “intimidación pública” y le pidió a la jueza María Servini que incorpore a la causa las declaraciones. Milei negó públicamente responsabilidad por la suba del dólar y dijo que es a consecuencia de la política del gobierno, de la emisión monetaria y del excesivo gasto fiscal. Además, se victimizó y acusó al gobierno de pretender proscribirlo.
La maniobra de Milei trascendió el país y el diario The New York Times, lo responsabilizó de los ataques contra la moneda nacional que derivaron en un "shock financiero" sin precedentes contra una de las grandes economías de América Latina como se calificó a la Argentina.
La semana culminó con el dato de inflación de setiembre: 12,7%, y 138% en los últimos doce meses, según cálculos del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), con un acumulado de los primeros nueve meses del año de 103,2 por ciento. En agosto había sido de 12,4 por ciento. En La Rioja fue más alta: 13,2%, por estar incluida en el NOA, con fuertes subas en alimentos, vestimenta y restaurantes y hoteles.
Más allá de los hechos
Hasta acá los hechos de una semana altamente volátil para el sistema económico argentino en medio de un proceso electoral en que las fuerzas políticas con mayor prevalencia siguen siendo tres, con leve ventaja de La Libertad Avanza y Unión por la Patria y un poco más atrás Juntos por el Cambio. Lo dicen las encuestas que si bien tienen poca credibilidad marcan tendencias y lo ratifica la calle, el entorno de cada uno cuando se escucha alrededor. Por eso ante los hechos, cabría preguntarse por las causas y las consecuencias.
Todo indica que Milei fogoneó la suba de la divisa norteamericana y la probable estampida de los plazos fijos porque no tiene los dólares suficientes para dolarizar entonces una megadevaluación desvalorizará el peso y necesitará menos dólares por eso dijo “cuanto más alto mejor”. Tiene razón Milei cuando dice que una vez dolarizado el país desaparecerá la inflación y por ende los precios y se estabilizaría la economía. ¿Pero, a qué costo? Si no consigue los dólares tendrá que vender Aerolíneas, el Banco Nación (dijo que lo privatizará), YPF, el gasoducto, el litio y cuánto más. Además, ¿cómo quedarían los ingresos de los trabajadores y de los argentinos en general? La presidenta del Banco Nación, Silvina Batakis, reveló que, si se concreta la dolarización, el salario mínimo vital y móvil para un trabajador rondaría los 24 dólares, una cifra “que no le alcanzaría a nadie” para vivir.
La dolarización no es nueva para la Argentina, la intentaron los ministros de Economía de la última dictadura cívico-militar y hubo una semi-dolarización durante el gobierno de Carlos Menem con la “convertibilidad”, cuando los precios tardaron en acomodarse y en tanto los salarios fueron perdiendo valor, la industria quedó desmantelada y aumento la desocupación, entre otras consecuencias.
Propuestas de solución
La de esta semana fue una de las tantas crisis financiera, económica y especulativa que padeció Argentina en su bicentenaria historia a la que los candidatos en disputa de la presidencia dicen tener la solución. Se sabe ya la propuesta de los libertarios. También la de Juntos por el Cambio. Patricia Bullrich propone “orden” a través de una reducción del Estado, eliminación del cepo cambiario, solvencia fiscal, economía bi-monetaria, como “una salida más inteligente, mejor y más profunda que la dolarización", aseguró la candidata. Bullrich viene del sector político que entre 2015 y 2019 intentó aplicar las mismas políticas, salvo el bi-monetarismo. Entonces y ahora, lo quieren hacer exterminando al “kircherismo” por alentar el sobreconsumo haciéndole creer a “un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior". Restringir el consumo implica restringir ingresos, de hecho, un fuerte ajuste. Un ajuste que estabilice la economía pero que divida a los argentinos entre ricos y pobres. ¿Aceptará la clase media argentina, menguada ahora, y los pobres que aspiran a salir de esa situación, un ajuste?
Por el contrario, el oficialismo lo rechaza de plano a punto tal que su candidato y ministro de Economía aprobó medidas de refuerzo de los ingresos a amplios sectores de la población, especialmente los más vulnerables, desafiando los pedidos de devaluación y reducción del gasto fiscal del FMI y sumando críticas de la oposición. “Platita en el bolsillo”, como menciona despectivamente la oposición, muestra éxito en lo social, conteniendo probables saqueos o protestas en la calle aunque siembra dudas en lo electoral. Massa propone equilibrio fiscal, superávit comercial, tipo de cambio competitivo y desarrollo, todo priorizando la inclusión. El desafío es que pueda cumplir, tendrá el control del Fondo Monetario Internacional y un poder económico representado por empresarios y financistas que ganan más con la especulación, la evasión y la fuga de divisas que con el trabajo en beneficio de todos los argentinos. En síntesis, tres propuestas, tres proyectos diferentes: dolarización dudosa, estabilidad solo con ajuste o desarrollo con inclusión.
Revertir las PASO
En medio de este difícil panorama financiero, la campaña electoral en la provincia en pos de acceder al Congreso Nacional sigue entre las cinco listas presidenciales oficializadas y las cuatro con candidatos por la provincia menos Izquierda Unida riojana que no consiguió el mínimo necesario.
Por la oposición, la campaña sigue dividida y Bullrich está sostenida solo por el sector que la acompañó en las primarias, salvo publicidad oficial en que aparece con los por entonces candidatos de Larreta: Julio Martínez e Inés Brizuela y Doria. Felipe Álvarez, del mismo sector, hace campaña por su cuenta.
La Libertad Avanza, salvo algunas apariciones polémicas de Martín Menem, sigue con panfleteadas callejeras y profusa publicidad en redes sociales en las que aparece solo Milei y Menem. Por su parte, el presidenciable Juan Schiareti, difundió un spot sobre las posibilidades de La Rioja apoyando así a Paredes Urquiza aspirante al Congreso.
En el oficialismo, Unión por la Patria, la campaña es casi similar a la de sus opositores, escasa presencia pública en actos de campaña de los candidatos, sí en entrevistas periodísticas o difusión de actividades en sus roles actuales, salvo la vicegobernadora Florencia López postulada a una senaduría que acompaña al gobernador Ricardo Quintela a múltiples actos de gobierno a la que asisten decenas de beneficiarios de las políticas públicas en el afán de mostrar que votar a la oposición las pondrá en peligro.
Queda una semana y casi que la suerte está echada para los tres principales partidos políticos con chances electorales. Los números y el estado de ánimo del electorado no favorecen al oficialismo, tampoco a los otros candidatos por el temor que infunde el favorito y por el escaso convencimiento que ofrece la candidata opositora.