Estabilizar vs desestabilizar parecen ser las estrategias electorales de las primeras semanas pos-elecciones que utilizan las tres fuerzas políticas que sobrevivieron a los contundentes resultados de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo 13..
Con vagas explicaciones a lo ocurrido –unos sorprendidos por el triunfo y otros por la derrota- no anunciaron todavía cómo enfrentarán la campaña a octubre. Las tres alianzas caminan más por la inercia de los resultados que por estrategias electorales y programáticas sobre cómo lograrán la estabilidad de la macro y la microeconomía que reclama el electorado.
Los libertarios -la fuerza más votada- no lograron armar un discurso coherente sobre su plataforma electoral y las supuestas medidas drásticas que acabarán con los problemas de la Argentina. La ganadora de la interna de Juntos por el Cambio, afectada por el avance de La Libertad Avanza con la que comparte el discurso de mano dura no sabe si endurecerse en esta nueva etapa hacia octubre o tomar el camino más fácil que es la promesa de eliminar al kirchnerismo, a la vez que deja trascender que existe acuerdo entre Massa y Milei para polarizar en las generales. Cierto o no la afirmación de Bullrich, Unión por la Patria está decidido a rivalizar con Milei y sostenerse en la inviabilidad de las propuestas más radicales de los libertarios, pero además se enfrenta a sí misma con una dirigencia paralizada a nivel nacional y provincial. Sin iniciativa, sin propuestas superadoras, buscando responsables más que coincidencias, olvidan a la enorme mayoría de los que militan en la calle, en el barrio, el trabajo, la universidad, a los que explotan por las redes sociales pidiendo hacer algo para no repetir derrotas electorales que traen más que sufrimiento a los sectores más desprotegidos. Unión por la Patria carga con un candidato que hace de ministro, que por momentos hace de presidente ante ausencias inexplicables y que tiene que negociar con organismos internacionales, empresarios, trabajadores, etc. Dirigentes, gobernadores, funcionarios poco suman, o restan, como el propio presidente de la Nación que lleva una semana anunciando medidas de alivio al bolsillo de los trabajadores por los efectos de la devaluación, estirando un anuncio que provoca un doble efecto negativo: anticipa estrategia política del equipo de Economía de Massa y provoca descreimiento entre la población que siente que hasta que se pongan en marcha ya no tendrán efecto.
En esa misión, la de asumir rol ministro-candidato, el último viernes Sergio Massa se hizo presente en Córdoba para habilitar la obra del Gasoducto Néstor Kirchner para el Norte argentino, provocando múltiplos guiños al peronismo cordobés, a Schiaretti, Llaryora y a los gobernadores norteños que participaron vía zoom, entre ellos Ricardo Quintela.
Objetivo común
En ese marco, las tres fuerzas políticas más votadas solo tienen en claro un objetivo: sumar a los que no fueron a votar y a los que lo hicieron en blanco. Son once millones a nivel nacional y entre ciento y ciento veinte mil entre los riojanos. Las estrategias son diferentes. El oficialismo en búsqueda de la estabilidad financiera para darle previsibilidad a la economía devaluó, hizo un acuerdo de precios y continuó conversando con el FMI, pero los precios se fueron por las nubes, incluso ya venían subiendo antes de la devaluación por lo que la inflación de agosto no será una novedad alentadora. Al frente están los que buscan desestabilizar, algunos libertarios y cambistas más sectores económicos anti populistas que se aprovechan o provocan las corridas del dólar, el sube y baja de bonos financieros o los ataques a supermercados, almacenes y kioscos. Por ahora no lo consiguieron del todo porque el dólar blue que superó los 800 tuvo que retroceder; bonos y acciones se quedaron ahí porque descreen de Milei y ante los saqueos, no se sumó la población masivamente. Hubo movidas en muchos lugares del país, incluso audios los anunciaban en tres puntos diferentes de la ciudad Capital de La Rioja, dispuestos a atacar a los supermercados. La Policía provincial aclaró que no se habían detectado grupos organizados en ese sentido pero que estaban alertas y con tareas de prevención, disponibles al comercio que lo requiriera lo que no ocurrió. En todo el país fueron grupos reducidos que no lograron arrastrar a gran cantidad de gente, que fueron reducidos por las fuerzas de seguridad pero lograron el objetivo desestabilizador creando temor y rompiendo la paz social. Objetivos que tienen algunas fuerzas políticas para sumar votos.
Desorientación
Los candidatos a la presidencia tampoco lograron coordinar propuestas. Sergio Massa en su función de ministro de Economía tuvo que salir a negociar ante organismos internacionales créditos para la obra pública, subsidio para empresas exportadoras y que el FMI le mande fondos para intervenir en el mercado y contener al dólar por lo que no consiguió meterse de lleno en la campaña electoral, la que iniciaría esta semana. Entre los dos sectores opositores tampoco hay mucha coherencia. Los anuncios de Milei de aplicar un plan "motosierra" de ajuste con profunda reforma estatal, se fue morigerando. Ahora dicen que “los liberales defendemos la educación, la defensa nacional y la salud. Vamos a recortar la obra pública y el gasto político" agregaron. A la dolarización la van tirando cada vez más lejos, por el temor que causa hacerla con el ahorro de los argentinos (plazos fijos, cajas de ahorros, bonos de inversión, Leliq, etc) que ya fracasó en dos oportunidades (el uno a uno de Menem y el uso de las Leliq por Alberto Fernández para aumentar a los jubilados), además se viralizó un archivo del candidato diciendo en el pasado reciente que no es viable. Parece que tampoco les está alcanzando a hacerlo con eliminar el gasto de “la casta política” tanto que, sorprendió que Sergio Massa agradeciera a Milei su actitud colaborativa ante el FMI para que otorgue un nuevo financiamiento a Argentina. Por el contrario, los de Juntos por el Cambio –agregó Massa- plantearon no darle esos fondos a Argentina para que el gobierno pagara todos los costos. Aparece tan cierto lo que dijo Massa que fue el propio Milei quien acusó a JxC de apostar al desastre económico e impulsar la crisis “con tal de ganar una elección están dispuestos a todo". Al final, los que antes eran los malos, ahora no lo son tanto y los que parecen mejores tampoco lo son.
El problema sigue siendo cómo estabilizar la macroeconomía y cómo evitar la especulación de sectores interesados en desestabilizar el sistema financiero en beneficio propio.
Por eso, Patricia Bulrich no sabe si continuar con “el todo o nada” con que le ganó a Larreta la interna; endurecer aún más las medidas o plantear un "cambio racional" para diferenciarse de un Mieli que, para colmo, al moderarse ya no aparece como tan “loco”. A la vez, la ex ministra de Macri, quedó descolocada porque tras querer oponerse al libertario que dijo que eliminará el Mercosur y que no negociará con comunistas, le respondió que sería "un daño innecesario a millones de productores y exportadores"; sin embargo horas después intentó distanciarse de Unión por la Patria tras el ingreso de Argentina al núcleo de países con economías emergentes o BRICS y dijo que en su gobierno no aceptará al BRICS, cuando sus líderes principales son Brasil y la comunista China a los que antes defendió. Se ve a una Bullrich desorientada, no solo porque no logra explicar –por falta de conocimientos en economía- cómo controlará la inflación, el dólar o como eliminará retenciones sino porque tampoco puede evitar perder votos a manos del crecimiento de Milei.
Este panorama confirma cómo los sectores en pugna cambian según se van acercando las posibilidades de ganar. Una cosa es hacer anuncios de campaña y otra es aplicarlas cuando se llega al gobierno. De ahí que hasta octubre –falta mucho o falta poco según el cristal con que se analice- se verán más contradicciones ante los problemas económicos que padece el país. Un país en quiebra, irónicamente activo en lo económico y financiero y con una vida social, cultural y recreativa paralela sin pausas.
Todo en modo espera
En La Rioja, la situación no es diferente. La campaña electoral de la alianza opositora Juntos por el Cambio y del oficialista Unión por la Patria está paralizada. Los libertarios riojanos no la necesitan, suficiente con la crítica situación financiera y el mensaje del líder. Juntos por el Cambio sigue dividido porque acá ganó Larreta y los candidatos riojanos de esta lista serán los de Bullrich que perdió en la provincia.
En el oficialismo las autocriticas públicas no se hicieron todavía y tampoco se anunció como seguirá la campaña. Solo hubo una coincidencia entre un sector de la oposición y el oficialismo: Milei. Guillermo Galván sostuvo que no se le puede hacer creer a la gente que cobrará en dólares y el gobernador Quintela aseguró que sin coparticipación no se podrá gobernar la provincia; dos medidas de los libertarios.
Los que si se movilizan orgánicamente son los gremios y, los trabajadores en las redes sociales, pidiendo un aumento salarial no menor a 50 mil. Las respuestas del Gobierno son parciales y están condicionadas a unas medidas paliativas que el Gobierno nacional tarda en anunciar o a un supuesto triunfo de Milei que limitaría drásticamente los recursos provinciales.