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Contra la abstención

Las consultoras son las más preocupadas en estos tiempos de las PASO. Son las que están dándose cuenta, qué algo ha cambiado en el mercado de opinión y participación. Si bien los políticos recurren siempre a ellas para saber cuánto miden y lanzarse a su campaña política; ahora es el momento donde más las necesitan. Pero algo está pasando en el muestreo: la gente no colabora.



Carlos Liendro


 

Las consultoras que viven de la política y del mercado, están preocupadas. En estos cuarenta años de democracia, como nunca, sienten que la gente no está entusiasmada con ir a depositar su voto. Así lo hacen saber cuándo muchos de ellos van de panelistas a los programas de TV (que han proliferado por las elecciones hasta noviembre). Por eso están apareciendo mucha data de que va a ser un año de mucha abstención. Las primeras cifras salieron de las elecciones en Tierra del Fuego, donde ganó el candidato oficialista, pero segundo salió ‘el voto en blanco’. Todo un llamado de atención, que se siguió analizando en las siguientes elecciones provinciales. Lo que les aparece es que la gente, cuando la consultan por teléfono, corta las llamadas; o les contestan cualquier cosa, y así les cruzan los datos esperables. Finalmente, la gente al ser consultada, piden cobrar. Al fin y al cabo, las consultoras cobran un buen ‘fangote’ de guita cuando los políticos o partidos políticos necesitan tener datos de cómo están sus candidatos.

Para la salud de la Democracia, sí es preocupante que se escucha en los Medios (entrevistas en la calle) sobre, no a quienes van a votar (Milei era preocupante, antes que le soltaran la mano empresarios y la banca) sino toda una franja de jóvenes que no quieren ir a votar. Milei era su grito de rebeldía y de castigo para la clase política. Los eslóganes de Milei, sonaban como latigazos, hasta que se fue descubriendo que era uno más en la compra de bancas y listas. Pocos observaron que cuando fue invitado a España, hablaba para los de Vox, un partido de ultraderecha que hace poco perdió varios escaños.

Los nacidos en este siglo, y otros decepcionados, ¿de dónde parten con esas ideas, actitudes, o silencios de no ir votar?, están tan en contraste con otra juventud que milita en los barrios, en las universidades, y mucho de ellos no son pagos. Porque hoy todo se ha ‘marquetinizado’. Lo que antes era salir a pintar un paredón con un grupo de jóvenes entusiastas militantes, hoy eso ya está en manos de una empresa- compañía que se encarga de determinadas zonas y que tiene sus espacios que nadie toca. Pero quería seguir reflexionando sobre por qué una persona no está motivada en ir a votar, ¿qué significará la Democracia para ese individuo? Creer que todo es lo mismo es lo más preocupante. Por supuesto que en esta elección de ser muy altos los índices de abstención o votos en blanco, será una señal dura, no solo para el político que sigue en carrera, sino para todos los que creemos que la Democracia, por ahora es el mejor sistema que conocemos. Puede ser aún una Democracia con deficiencias, pero que permite como herramienta a quienes no tiene nada de poder, enfrentar organizados a los poderosos. Una manera de frenar a aquellos qué saben cómo seguir teniendo el control, que continuaran haciendo negocios con el Estado, y a políticos que también viven de las prebendas- ya que nunca trabajaron- en algo fuera del Estado y a esos, no les gusta que les escupan el asado.

Pero hay otra postura y visión en nuestra generación que recibió la Democracia en 1983, desde la militancia, desde el hombre común de la calle que fue enterándose lo qué había pasado en esos años, saliendo de la gran noche oscura de la dictadura; de los miedos en los que seguía teniendo el radicalismo- en cómo les temblaba el pulso si hacían algo que pudieran ofender a los militares (el fantasma de Illia, en el Golpe de 1966 les rondaba en esos temores); pero las futuras crisis económicas y políticas se pudieron ir solucionando sin llamar ‘a los cuarteles’ (como se decía antes, cuando la oligarquía y la oposición recurría a esa salvación). Por nuestros desaparecidos, por las Madres y Abuelas, por aquellos mártires de diciembre del 2001, es lo que estaremos votando el domingo, para seguir sosteniendo la Democracia.