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11/11/22

"Robo Mundial" una serie para reírse "de lo que somos como argentinos"

Joaquín Furriel protagoniza la serie que sigue a un grupo de disparatados y muy improvisados ladrones en su plan de robar la Copa del Mundo con el objetivo de que Argentina no quede descalificada antes del Mundial.



Joaquín Furriel es el protagonista de “Robo Mundial”, la serie de comedia de Star+ que sigue a un grupo de disparatados y muy improvisados ladrones en su plan de robar la Copa del Mundo con el objetivo de que Argentina no quede descalificada antes del Mundial, afirmó que la producción propone reírse “de lo que somos como argentinos”.

“El humor es algo que deberíamos ejercitar más, desde un lugar un poco más descomprimido poder pensar mejor porque ya nos dimos cuenta de que la tensión a lo único que nos está llevando es a más tensión”, apuntó Furriel en charla con Télam, sobre esta serie de seis episodios de 30 minutos creada y dirigida por Gabriel Nicoli ya disponible en el catálogo de la plataforma.

El Mundial Qatar 2022 está cada vez más cerca y, como ocurre cada cuatro años, el tema acapara toda la atención de los medios de comunicación. Y no solo se tiñen de celeste y blanco los contenidos de los canales de noticias deportivas o los programas de la televisión de aire: también es época de estrenos de títulos de ficción o documental que pueblan el campo del streaming.

La segunda temporada de “El presidente” y su historia en clave cómica de la corrupción en la FIFA (Prime Video), la serie documental “Sean eternos: Campeones de América” (Netflix) o la película inspirada en hechos reales “El gerente”, de Ariel Winograd con Leonardo Sbaraglia (Paramount+) son algunas de las que pudieron verse en las últimas semanas.

Desarrollada por Full Frame y realizada por Pampa Films/Gloriamundi Producciones, “Robo Mundial” sigue la historia de Lucho Buenaventura (Furriel), un padre viudo que después de invertir todos sus ahorros para llevar a su hijo al Mundial ve cómo la Selección Argentina queda descalificada por incidentes provocados por hinchas en un partido de las Eliminatorias.

El drama, al que se le suma que sea la Selección de Chile la que reemplace al combinado nacional, añade un nuevo nivel de desgracia en el plano laboral, ya que la empresa de electrodomésticos en la que trabaja Lucho va a la quiebra segura por haber prometido en una promo que si Argentina no clasificaba sería gratis cada Smart TV que vendiera.

A partir de esa premisa -que recuerda a la de “El gerente”, inspirada por la famosa promo de Noblex de 2017-, se enciende una trama de fantasía: como una suerte de parodia “argenta” de “Misión: Imposible”, Lucho reúne a compañeros de trabajo y a un viejo amigo de la escuela para llevar a cabo el demencial plan de robar el trofeo del Mundial en su paso promocional por Buenos Aires, con la idea de extorsionar al máximo ente rector del fútbol a devolver a Argentina a su lugar en el campeonato.

 

"A mí lo que me gusta de los mundiales esencialmente es que es la primera vez donde todos tenemos como una especie de buena onda con el ser argentino, se calma un poco esa enemistad que podemos tener por nuestras diferencias. Esa fricción que existe en todos lados”, dijo Furriel.

Benjamín Amadeo, Carla Quevedo, Hugo Piccinini, Diego De Paula, Hugo Quiril, David Szechtman, Agustina Tremari, Juan Isola y Matías Luque Benante completan un elenco que cuenta con cameos de figuras como Sergio Goycochea, Oscar Ruggeri, Maxi Rodríguez y el periodista deportivo Sebastián “Pollo” Vignolo.

 

Télam: ¿Qué te atrajo de esta propuesta?

Joaquín Furriel: Creo que el hecho de que se propone la ucronía del robo de la Copa pero aprovecha también para poner sobre la mesa todos los miedos que tenemos los argentinos y las argentinas. La serie va para un camino muy propio, muy único. Es una pura ficción donde nos estamos riendo todos también del gen argentino, de lo que somos como argentinos.

 

T: ¿Cómo describirías a Lucho?

JF: Es un antihéroe. Lo que le pasa a él con la madre de su hijo, que fallece, al tiempo le propone al hijo que lo va a llevar al Mundial y la Argentina queda afuera, y de repente arma una banda de gente tan antihéroe como él que están padeciendo una situación que no saben muy bien para dónde salir y se les ocurre la absurda idea de robarse la Copa para exigirle a la Federación de Fútbol que Argentina vuelva a estar clasificada. Nos podemos reír de que somos antihéroes, aunque siempre tengamos la percepción de que somos como algo heroico.

 

T: La serie llega en un momento más que oportuno. ¿Imaginás que va a servir para descargar un poco de esa ansiedad que empieza a crecer en la previa del Mundial?

JF: Yo creo que sí, está puesta en esta fecha para eso, y creo que es una manera también divertida de reírnos un poquito de lo que nos pasa por fuera del Mundial también, porque también en la serie hay muchos comentarios sobre lo difícil que es ser argentino a veces, que sentimos que ya peores cosas no nos pueden pasar.

Ellos tienen un objetivo. Cómo llevarlo adelante no tienen mucha idea, y en esa torpeza es donde yo creo que la serie tiene mucha actualidad, porque lamentablemente escuches a quien escuches parece que todos tienen la salida del gran problema que estamos atravesando, con la guerra, con dos gobiernos que no lograron acomodar en ningún momento el barco, con dos alianzas que demuestran que todavía a la Argentina democráticamente le falta mucho ejercicio de negociación, de diálogo. A mí lo que me gusta de los mundiales esencialmente es que es la primera vez donde todos tenemos como una especie de buena onda con el ser argentino, se calma un poco esa enemistad que podemos tener por nuestras diferencias. Esa fricción que existe en todos lados.

 

T: ¿Cómo se verá esta serie en otros países?

JF: Creo que el hecho de que sea tan argentina justamente le da un plus, porque nadie puede desconocer en cualquier lugar del mundo que si Messi quedara descalificado sería una tragedia para nosotros, y si hay una tragedia a nada está la comedia. Puede ser atractivo para alguien de afuera ver cómo vivimos nosotros el fútbol y poder divertirse con esa ventanita a nuestra cultura.

Fuente: Télam