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05/07/21

Argenzuela

Esta denominación, o tal vez ya un concepto, se le escuchó decir a Susana Giménez desde Uruguay, cuando dijo que somos Argenzuela.



Por Carlos Liendro

No le corresponde la autoría. Otros cráneos de los Medios hegemónicos vienen instalando esta palabra, que significa una síntesis de varias ideas reaccionarias: creer de que Argentina va en camino a ser Venezuela. Según como soplen los vientos en lo geopolítico internacional, los Medios dominantes se acomodan, para repetir ideologías. Después de lo de Venezuela, comenzó lo de Nicaragua; pero ninguno de esos denunciadores del país que tenemos, dijeron nada de Colombia, con toda la represión y los muertos que hubo en las calles.

Estamos en la etapa de la estandarización de los medios de comunicación. Ya no es solo la radio y la TV; internet ha venido a cambiar cómo se comunica en el mundo- a través de las redes- y todas las nuevas tecnologías en estos últimos veinte años, han generado otra forma de significaciones y re-significaciones de conceptos e imágenes. La pandemia aparte de mostrar las estructuras económicas en cada sector social, ha venido a confirmar quiénes son los que están conectados y pueden estar ‘incluidos’. Como nunca se vio esto en los sistemas de salud, educación y previsión social de nuestra población. Con respecto a esto último se puede ejemplificar en cómo cada vez hay más abogados en programas de radio que informan sobre situaciones de jubilación. Ya sea desde acceder a una computadora, llenar planillas por internet, y luego esperar a recibir contestación. También orientan sobre juicios, ya que muchos dejaron su causa contra el Estado y nunca cobraron lo que el macrismo les prometió si renunciaban. Estos trámites, que son considerados burocráticos, se han implementado más, al tener que quedarse en casa. Si una persona de la tercera edad, que nunca manejó una computadora, y vive sola, queda afuera de lo programado. No está ‘incluido’.

Recién se ha empezado a evaluar, qué sucedió luego de la ‘primera ola’ de la pandemia, en el sistema educativo. Se aprendieron varias cosas, desde las instituciones y de los profesores. En primer lugar en comprender más la comunidad, las familias de los alumnos que van a su escuela. Luego fue entender que no todos tenían el modelo de celular que sí podía tener el profesor. Ya que algunas familias al tener solo un aparato debían usarlo medido (con tarjetas si funcionaba así) para que pueden conseguir las tareas y actividades para todos sus hijos.

Los varados, ha sido otra de las denominaciones que aparecieron. Se calcula que unos 40 mil argentinos quedaron en el exterior. En su gran mayoría en Estados Unidos y en Miami. Las tapas de los dos diarios de mayor tirada inundaron con los titulares de que el gobierno los abandonaba. Como siempre nunca aclaran que esta vez se le hizo firmar que si salían del país había una posibilidad de riesgo (en no poder ingresar de nuevo debido a las nuevas cepas). No informan que cientos de países cierran sus fronteras ante el temor de la mutación del virus, que ya tiene otro nombre y que los virólogos de los centro más especializados, ya han dicho que hasta 2022 esto no se normaliza.

La nueva normalidad. Este es un año de componendas electorales. Traducido quiere decir: se están armando las listas y otra vez no habrá internas. Se resolverá con el título patriótico: lista de unidad. No es un buen síntoma para la democracia que no haya internas. No es el juego limpio que se espera:  a que se puedan renovar nuevos dirigentes y que no se vote una lista sábana, donde solo se conoce uno o dos que han recorrido el barrio o van a la TV. En la interna del Frente de Todos están pidiendo abrir el juego. Que vayan varias  listas y se los pueda votar.  El arco peronista es amplio de derecha a izquierda. Por el lado de Juntos por el Cambio (conocido como Juntos por el cargo), debieron dirimir los de CABA y la Provincia de Bs AS. Bullrich y Carrió renunciaron a sus postulaciones (y se guardan para 2023), dejándole el camino a la ex gobernadora conocida como Heidi. Lo más triste de estas cuestiones es que mucha gente empieza a descreer de nuestro sistema. España es un espejo de lo que vendrá después de estas elecciones: todo más fragmentado, con una derecha que sigue avanzando. La política no es una cuestión de fe, y aunque sí necesitamos esperanzas, la realidad es que hubo una serie de acciones que se han perdido mientras se tenía oportunidad.