
Recientemente el prestigioso periódico norteamericano The New York Times publicó un artículo titulado El sueño Americano está vivo. En China. En 2018, Trump desató una serie de medidas iniciando una guerra tecno-comercial con China. Y el G20 terminó sin ninguna declaración o acuerdo entre las grandes potencias. El futuro es casi siempre incierto, pero todo indica de que la próxima década estará marcada por la evolución de las relaciones bilaterales entre las dos mayores potencias, Estados Unidos y China..
Pero ¿cómo se explica que la República Popular China, que en 1980 era uno de los países más pobres del mundo haya conseguido crecer a un promedio del 10% anual por 40 años consecutivos y esté próxima a superar a los Estados Unidos? Luego de la muerte del líder de la RPC Mao Zedong, y la llegada al poder de Deng Xiaoping, miembro histórico del Partido Comunista, se implementaron en China una serie de medidas comandadas por el Estado en las áreas de agricultura, industria, ciencia y tecnología y defensa. Con el lema “La pobreza no tiene que ver con el socialismo. Ser rico es glorioso” instauraron una economía mixta donde liberalizaron el mercado pero, al mismo tiempo, preservaron la propiedad estatal. Este proceso ha consternado a los teóricos de la economía y las teorías del desarrollo.
El llamado “Socialismo con Características Chinas” ha generado un desarrollo social y económico sin precedentes en la historia de la humanidad. En 40 años China ha sacado a 740 millones de personas de la pobreza (Sí, una Argentina entera y 700 millones de personas más, o sea la población de toda Europa). Una de las claves para sostener el crecimiento industrial, fue aumentar del 0,7% en los 90s al 2,5% del PBI la inversión en Ciencia y Tecnología. La C&T conectada al sector productivo, le ha permitido avanzar en prácticamente todas las cadenas de valor, desarrollando la industria nacional en áreas de avanzada como la satelital, telecomunicaciones, aeronáutica, ferroviaria, sólo por mencionar algunos ejemplos.
Luego del ingreso en 2001 a la Organización Mundial del Comercio, China se convirtió en el primer exportador de mercancías, incluso el primer exportador de alta tecnología. Si China no tenía ningún billonario en los 90s, hoy tiene 250 (la mitad de los que tiene EEUU), y ya suma más de 100 compañías en la Lista de las 500 Empresas más ricas del Mundo de Fortune. Un dato interesante, el 80% de éstas empresas chinas son estatales.
El proceso interno combinado con el auge de la globalización desde la década de los 90s, ha hecho reemerger al gigante asiático impactando en una serie de aspectos a las tradicionales economías centrales. Gran parte de las industrias norteamericanas se han trasladado al Asia, sobre todo a China. Desde 2001, Estados Unidos suma un creciente déficit comercial con su competidor, llegando a 400 mil millones de dólares en 2017. Aunque especialistas económicos estiman que 40% de ese déficit, es decir, 160 mil millones de dólares, son exportaciones de empresas norteamericanas con sede en China, Trump usa este dato para imponer sus medidas. Si bien la economía norteamericana no se recupera del todo después de la crisis del 2008, Estados Unidos sigue siendo la potencia tecnológica y militar por excelencia (cuenta con 800 bases militares en el mundo, frente a una única que China tiene en Yibuti).
Así en el siglo XXI, Estados Unidos de América, el histórico defensor del libre mercado -al menos discursivamente- hoy está en la vanguardia del proteccionismo y aislacionismo; y la China comunista que otrora se cerró al mundo, hoy lidera la apertura económica. En este contexto, ¿Estados Unidos forzará a China a frenar su crecimiento económico y desarrollo tecnológico? ¿Los Chinos con sus estrategias tácticas descritas en el Arte de la Guerra por Sun Tzu (545-470ac) y su paciencia asiática recularán para volver fortalecidos después del mandato Trump? ¿A qué jugará la Argentina? ¿A qué nos llevará la apertura neoliberal macrista sin un proyecto nacional de desarrollo, con endeudamiento, con desindustrialización y con aumento de la pobreza?