
La implementación de la Ley de Educación Nacional está modificando el rol de la escuela y de todos los actores institucionales frente al gran desafío de la educación como derecho..
Hoy, la institución educativa, tiene un gran privilegio que, décadas anteriores, no tenía: detectar casos en los que los derechos de los niños/as y adolescentes son vulnerados. Por ende, tanto docentes, como directivos, y toda persona que trabaja en ella tiene una responsabilidad ética y civil de la cual no puede abstraerse.
No se trata de que la escuela “se haga cargo” de la situación personal/familiar/social/emocional del alumno/a. Simplemente, se trata de mirar para acompañarlo/a, para informar, para tender redes con otros organismos y/o instituciones que tienen las herramientas y los recursos necesarios en cada problemática particular.
Este mirar es nuestro punto de partida: ¿Cómo veo al Otro?, ¿lo miro?, ¿qué tan lejano o cercano es? ¿Cuántos de nosotros (Directivos, Docentes, Preceptores…) debemos repensar los prejuicios, estigmatizaciones, etiquetamientos y demás, que tenemos del Otro (Alumno/a, Niño/a y/o Adolescente)?
Respondernos estas preguntas es el comienzo para comenzar a intervenir pedagógicamente a través del diálogo, la confianza en el Otro, el respeto mutuo, la mirada sostenida, la sinceridad. Ver al Otro no como un “accidente del universo” sino como un semejante, con los mismos derechos que yo tengo.
Re-pensar el modo en que concebimos a nuestros alumnos/as será la manera en que pensaremos, decidiremos y podremos intervenir. Re-pensar esto es lo que son y lo que pueden llegar a ser.
Si miramos a nuestros niños/as y adolescentes, si verdaderamente los miramos, descubriremos bastante. Ellos/ellas tienen que saber y tener la seguridad que, si en su familia nadie los mira, en la escuela hay alguien que sí.-
María Lorena Aldeco
Prof. en Psicología y Ciencias de la Educación
Especialista Docente de Nivel Superior en Educación y TIC