Desde la Cámara de la Panificación y Afines manifestaron su alarma por la constante suba de los insumos necesarios para desarrollar la actividad. En esta oportunidad se trata de la harina 000, cuyo precio en el último mes trepó casi el 40 por ciento. Por este motivo, la entidad advirtió a los industriales y sugirió que el precio del kilo de pan se incremente a 55 pesos en promedio para soportar los costos..
Hace sólo un mes atrás, la Cámara de la Panificación y Afines expresaba la decisión de respaldar un aumento en el pan a partir del impacto que tuvo el reajuste tarifario en los servicios de electricidad y gas. Ahora lo que preocupa es la delicada situación que provoca el constante encarecimiento de la principal materia prima para los panaderos: la harina 000.
Oscar Carrrizo, titular de la entidad, visitó la redacción de EL INDEPENDIENTE junto a los secretarios Carlos Malla y Raúl Molina, con el objeto de dar precisiones y comunicar la sugerencia de una nueva modificación en el precio, ya que la Cámara no interviene en la formación del mismo, aclararon, circunstancia sujeta a los vaivenes del mercado. Lo que se persigue es preservar al sector productivo, “que el industrial pueda hacer bien los número”. En La Rioja hay al menos 350 emprendimientos.
“La bolsa de 50 kilos de harina 000 pasó de costar entre 450 y 480 a 750 pesos en promedio”, indicó Carrizo. En el interior de la provincia estas cifras son todavía más altas, alcanzando sumas cercanas a los 1.100 pesos. “Un industrial medio que necesita 10 bolsas por días, 300 al mes, hoy tiene que invertir, comparado con el mes pasado, 90.000 pesos más para comprar la harina”, ejemplificó, lo que conduce que sea muy difícil recuperar el stock de mercadería.
Por ese motivo, “desde la Cámara sugerimos un incremento en el precio total de venta al público del pan que rondaría los 55 pesos el kilo”, informó Carrizo. En la actualidad ese precio varía entre 40 y 50 pesos.
Factores que aplastan
Consultado acerca de cómo se llega a esos valores, el dirigente precisó que en “boca de horno”, es decir, al momento de salir de la panadería el costo hasta ahora iba de 18 a 22 pesos. Al entregarse al repartidor, ya que el 80 por ciento de la producción va a la calle, comienza a subir en virtud de la cadena de reventa que interviene hasta llegar al consumidor. Así se arriba a los 50 ó 55 pesos que van a marcar lo que salga del bolsillo del cliente final.
“Por eso también sugerimos a los industriales que el precio que se fije al repartidor no sea menor de 30 pesos”, aclaró Carrizo. Esto permitiría equiparar los gastos que demanda la panificación. Como se dijo, si antes fueron las tarifas, medianamente estabilizadas y ya contempladas, hoy lo que rompe los esquemas y preocupa es el costo de la harina.
Con respecto a esto, que amenaza con no tener un tope hasta fin de año, Carrizo dijo que la explicación que dan los proveedores es que en este momento “hay escasez de trigo hasta diciembre o enero”, además del trasfondo que pasa por los movimientos y especulaciones que provoca la corrida cambiaria por el dólar.
“La situación es a nivel nacional, no se trata de algo local, la inflación, la sequía, la siembra tardía y las exportaciones afectan a la industria del país”, expusieron los representantes de los panaderos. “Según algunas estimaciones el precio de la bolsa de harina llegaría a 1.000 pesos en junio”, advirtieron.
Mientras tanto, el consumo de pan desciende y “la merma en la comercialización es considerable, a pesar de que estamos en temporada alta para nosotros, hoy vendemos menos pan que en verano”, expusieron. Por su parte, Malla indicó que ya hay algunos industriales que, sin posibilidades de afrontar la situación, optaron por el cierre. Los equipos para la producción son caros y si el stock no se recupera, la supervivencia del emprendimiento se torna una misión casi imposible. Lo mismo que el mantenimiento de la fuente de trabajo.